REFORMISMO BORBÓN EN
ESPAÑA: SOCIEDADES ECONÓMICAS Y REALES FÁBRICAS
En un contexto dentro del siglo XVIII de Ilustración (con
todo lo que conlleva sus principios) y del reformismo borbónico, aparecen en
escena las denominadas Sociedades Económicas de Amigos del País, unas
organizaciones de tipo privado (particulares) que buscaban el desarrollo
económico y cultural del país y que aglutinó a importantes personajes
pertenecientes a la nobleza, mundo de los negocios, artesanos y numerosos
cargos públicos. Según su propia definición se crea por la marginación a la que
se había sometido a campos como el cultivo o, como define Francisco Simón
Segura, artes útiles. Una vez creadas la Corona borbónica impulsa, apoya y
propulsa estas iniciativas aunque, como hemos dicho, son unas organizaciones
puramente privadas.
La primera sociedad económica creada en España fue la
Sociedad Económica Vascongada que en 1765 es fundada en el actual municipio de
Vergara (Guipúzcoa) por una serie de ilustrados como el Conde de Peñaflorida o
el Marqués de Narros. Esta fue la iniciadora pues, desde este momento y hasta
el año 1807, se contabilizaron en España la creación de unas 120 sociedades
económicas de amigos del país. ¿Qué actividades ejercían estas sociedades? Por
un lado una actividad teórica muy importante pues se publicaron lo que ellos
mismos denominaron “Memorias”, que eran trabajos o estudios elaborados por los
propios socios en los que se exponían ideas o teorías sobre los diferentes
campos del estudio económico (agricultura, comercio, manufacturas…etc.). Por
otro lado, desde el punto de vista práctico, se crean pequeñas, aunque
destacables, escuelas especiales que se enfocan a un determinado tipo peculiar
de enseñanza, donde las más comunes fueron las de dibujo, matemáticas o
agricultura. Se suceden a la creación de la Sociedad Vascongada otras
fundaciones en Madrid, Segovia, Sevilla,
Valencia, Palma de Mallorca o Zaragoza, entre otras ciudades. Toda esta
actividad teórica y relacionada con esas escuelas especiales (enseñanza), son
sin duda un importante punto de apoyo hacia la política económica borbónica
pues, de alguna manera, se difunden a una mayor escala los valores que la
ilustración quería impulsar.
Estas sociedades, se unen al intento de modernización de la
producción por parte de los borbones con la creación de las Reales Fábricas y
generan un gran cambio en el sistema económico del país. Estas Reales Fábricas,
se generan ante la situación artesanal del país en la primera mitad del siglo
XVIII cuando, según datos de Francisco Simón Segura, de los 180.000 artesanos
que se contabilizaron en fecha de 1765, cerca de 100.000 eran maestros y sólo
unos 15.000 aprendices, con índices muy bajos de producción, lo que no auguraba
un buen futuro para el sector productivo del país. Con las Reales Fábricas, en
resumidas cuentas, se buscaba cubrir la producción de productos de lujo (que
consumía la corte) y bienes estratégicos (como el armamento). Finalmente los
ingresos de las Reales Fábricas fueron escasos como para poder cubrir los
gastos que ellas generaban (pues no se escatimó en gastos y se construyeron
grandes edificios de difícil manutención), generando aún más gastos en la
Corona y en algunos casos (como con la fabricación de paños) generando un stock
que fue difícil de situar en el mercado. Las más destacadas fueron la de
tapices de Santa Bárbara, la de porcelana del Buen Retiro, la de cristal y
vidrio de La Granja, las fundiciones de Liérganes y La Cavada o las fábricas de
armas de Barcelona, Ripoll u Oviedo (entre muchas otras).
Aunque en definitiva las Reales Fábricas tuvieron un final
negativo para el país por el endeudamiento que supuso, las
sociedades económicas traen consigo el inicio de los debates de tipo
económico/político en España (que ya se estaban dando en otros países europeos
con una mayor influencia ilustrada), que llegan a su cumbre con la evolución
del siglo XIX y el pensamiento del liberalismo económico.
BIBLIOGRAFÍA:
SIMÓN SEGURA, F., Historia
económica, Ediciones Académicas S.A., Madrid, 2001.
Manuel Cano Ruiz-Ocaña.
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