A finales del siglo XVI, la gran mayoría de la población vivía en el campo y dependía de la agricultura para vivir. Sin embargo, también comenzaron a crecer las ciudades y los pueblos y prosperaron algunas industrias.
Esta urbanización estuvo acompañada del desarrollo de una prospera cultura urbana. Beijing era el gran centro burocrático y militar y también un gran centro de ceremonias taoistas y budistas. En otras ciudades la vida urbana se desarrollo, aparición de comerciantes, artesanos, templos y los edificios dedicados a la burocracia.
El desarrollo de la industria y de la urbanización trajo consigo los correspondientes problemas sociales, pero no precipito la revolución industrial. Las explicaciones de los motivos por lo que no se produjo, son variados.En el caso de la industria del algodón se ha sugerido que una combinación de factores (Un suministro suficiente pero no abundante de algodón en bruto, progresos tecnológicos graduales, una excelente red comercial y disponibilidad de mano de obra barata), impidieron el desarrollo de problemas que hubieran podido forzar un cambio en la producción de fabricas.
El gobierno Ming raramente intento intervenir en el funcionamiento de esta economía. Sin embargo, su política respecto a la moneda y los impuestos posee cierta relevancia en este contexto. Antes de 1425 los billetes de papel valían solamente la cuadragésima parte de su valor nominal, y a finales del siglo XV el papel moneda había dejado de tener valor comercial. En consecuencia a lo largo de todo el siglo XVI y XVII el sistema monetario se restringió a monedas de cobre y plata sin acuñar.
Las fuentes principales de los ingresos gubernamentales Ming eran los impuestos sobre la tierra, que incluia prestaciones en trabajo, y el monopolio de la sal.
Las reformas fiscales introducidas en le siglo XV, especialmente el sistema de cuota de impuesto, había garantizado que los ingresos resultarían inadecuados para las futuras necesidades estatales , y a partir de 1528 la tesorería gubernamental Ming fue deficitaria.
A partir de 1531, con la iniciativa de dos inspectores encargados de rectificar abusos en el sistema fiscal, se introdujeron medidas para consolidar el impuesto sobre la tierra y la exigencia de prestaciones laborales en un solo pago efectuado en plata , no en especie.
Entre 1570 y 1590 estas soluciones se extendieron a todo el imperio. Podrían haber sido significativas al desplazar el indice fiscal de la casa terrateniente, y de este modo haber tenido en cuenta el hecho de que la sociedad rural había dejado de ser una economía de subsistencia, y que la clase mas modesta de terratenientes de principios del periodo Ming había dejado paso a propiedades mas grandes y al sistema comercial de arrendamiento de los últimos Ming.
Sin embargo, las reformas nunca se llevaron a cabo en toda su integridad, continuo existiendo el pago delos impuestos en especie, en algunas zonas siguieron existiendo prestaciones laborales, y el impuesto sobre la tierra se hizo aun mas complicado.
El estado Ming podía imponer nuevas divisiones administrativas, revolucionar el sistema fiscal, intervenir en la economía agrícola intentando extender el cultivo de arroz por inundación al norte del Yanzi, controlar la distribución y el contenido de los libros y regular los monasterios budistas.
Pero las iniciativas del estado tenían que ser eficaces, necesitaban el apoyo de la élite local y tenían que adaptarse para encajar con las circunstancias locales.
Sin embargo, sera la corrupción de estas élites, la explotación campesina y las hambrunas de los años 20, lo que provoque en los años 30 del siglo XVII, una serie de sublevaciones campesinas, dirigidas por élites urbanas, que terminaran con derribar la Monarquía Ming, en 1644.
Roberts. J.A.G. "Historia de China",2006, Londres. Universitat de Valencia, 2006.
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