Las ferias
castellanas en el XVI. Principales ciudades
Las ferias castellanas de Villalón, Medina de Rioseco y la
famosísima de Medina del Campo se situaban en el corazón de la economía de
Castilla y del norte de España durante el siglo XVI. Diversos puntos de
trueque, negocio e intercambio estaban establecidas en la Península desde la
Edad Media. A estos puntos de negocio se les denominaba plazas de cambio. Estas
ferias poseían una larga tradición medieval como ferias locales típicas y su
posición geográfica en el noroeste de Castilla contribuyó en gran medida para
su gran éxito. Pero no es hasta 1480 cuando adquieren, además, la categoría de
ferias de pago de Castilla. Así desde finales del XV estas ferias combinaban
las dos funciones, de cambio y de pago. Y sobre esta doble función se asentaría
su espectacular expansión en el XVI.
Se desarrolló un sistema ferial en el cuál cada una de las
tres poblaciones mencionadas tenía un papel bien definido. Se repartían
estacionalmente de modo que el negocio iba moviéndose a lo largo del año de una
ciudad a otra. Desde la feria prepascual de Villalón a la feria de mayo de
Medina del Campo, y más tarde en agosto a en Medina de Rioseco, para pasar en
octubre otra vez a Medina del Campo. Esta repartición del calendario funcionó
sin problemas al menos desde 1520 hasta 1569.
La celebración de las ferias se fijaba de tal forma que
coincidían perfectamente con las fechas de las ferias más importantes de
Europa. Cada ciudad estaba especializada en ciertos productos. Villalón se
convirtió en el centro de distribución del pescado del norte, debido a las
fechas en las que se celebraba su feria mayor, justo antes de la Pascua
coincidiendo con el período de abstinencia de la Cuaresma, en el cual había una
gran demanda de pescado. Pero el gran negocio en las ferias eran las lanas y
los paños, y la feria que dominaba estos productos era Medina del Campo. La
mayoría de la lana que se comercializaba en Medina del Campo era de merino, es
decir, de la mejor calidad, se destinaba a los mercados de Flandes, Francia e
Italia, y se obtenían inmensos beneficios. Según Regina Grafe, Medina del Campo
y las otras ferias no eran más que lugares de encuentro para los tratantes de
lana, eran el lugar donde se negociaba y contrataba ya que la lana era costosa
de transportar y no se llevaba a las ferias sino directamente desde los puntos
de producción a los puertos de embarque. El segundo género en importancia era
el paño, sobre todo el importado desde Francia, Flandes e Inglaterra. A partir
de 1548 el comercio pañero queda libre de restricciones por lo que se hace muy
importante.
Los pagos en efectivo en las ferias eran muy raros. Allí se
establecía el compromiso de abonar las cantidades acordadas a través de letras
de cambio en la feria siguiente, en otra de las ciudades participantes. Así se
creó un enorme grado de interdependencia entre las distintas ferias, había
grandes riesgos. Por ello, las ferias se convierten a partir de mediados del
XVI en mercados de dinero. El capital abundó en las ferias castellanas durante
su apogeo a partir de 1550. En particular, Medina del Campo fue convirtiéndose
en el centro bancario del imperio.Este hecho pone de manifiesto que los mercaderes combinaban
las transacciones monetarias con la importación de paños, la exportación de lana
y otro tipo de inversiones.
GRAFE, R. Entre el
mundo ibérico y el atlántico: comercio y especialización regional, 1550-1650,
Diputación Foral de Vizcaya, Bilbao, 2001.
CASADO, H. Castilla y
Europa: comercio y mercaderes en los siglos XIV, XV y XVI, Diputación
Provincial de Burgos, Burgos, 1995.
Más que de "Mediana del Campo", hay que hablar de Medina del Campo
ResponderEliminarMenudo despiste, gracias por la corrección. Ya está corregido
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