miércoles, 6 de noviembre de 2013

Las primeras industrias modernas.

Las indianas catalanas.

Durante el siglo XVII había aumentado en casi toda España el consumo de los tejidos de algodón, pero especialmente en Cataluña. Ya con las prohibiciones de Felipe V desde 1728 de la importación de tejidos de seda y algodón junto con las franquicias concedidas a quienes las fabricasen dentro de España se empezaron a establecer y desarrollar fábricas, sobre todo el Cataluña. Tras varios intentos fallidos, un decreto de 1728 prohibirá la entrada de tejidos tanto de la india como de Holanda, que solía hacer de intermediaria, sin embargo no prohibía la entrada del hilo para fabricarlos, pensando en el desarrollo de estas nuevas industrias catalanas.

Las industrias catalanas, al ser una actividad nueva no estarán sujetas a las reglamentaciones gremiales, y en un primer momento basaron su actividad en la importación de telas blancas que luego eran estampadas, o tejidas en Barcelona con hilo principalmente procedente de Malta. La primera fábrica de indianas bien documentada será de Jacinto Esteve y Cía. Establecida en Barcelona en 1736.

Este tipo de fábricas de indianas se establecieron principalmente en Barcelona, aunque no únicamente y su número aumentó bastante a lo largo del siglo XVIII llegando a haber unas 113 fábricas en torno al año 1786 y ocupando a más de 8.600 personas, era también bastante corriente la contratación de técnicos extranjeros para la participación en el proceso de estampación. Se cree que este crecimiento se dio en parte por la acumulación de conocimientos técnicos y también en parte porque el aumento de población y una modificación del gusto y la moda ampliaron mucho el mercado de estas indianas. Además, a partir de 1765 y 1778 e mercado de las indianas catalanas se abrió también a América, aunque estos mercados coloniales tuvieron una importancia menor que el mercado español.

La legislación ilustrada volvió a permitir en 1742 la importación de indianas del extranjero pero los fabricantes catalanes mostraron su descontento y en el año 1743 se renovó la prohibición. Con la llegada al Carlos III se promovió una mayor libertad económica y en 1760 se volvió derogar la prohibición de importar artículos de algodón si bien se le impuso un fuerte arancel durante un período de 10 años, pero la industria catalana ya era por entonces lo suficientemente fuerte como para mantenerse sólo con esta protección arancelaria.

Aunque las industria de las indianas no estaba sujeta a reglamentaciones gremiales sí que tuvo problemas con algunos gremios que reclamaban el privilegio de ciertas partes de la producción, tras esto, la Junta de 
Comercio de Barcelona, en 1765, decidió que aunque no tuvieran un gremio como tal debían disponer de una reglamentación que quedara explicitada en unas ordenanzas.

Con las cifras dadas es fácil entender que en la dos últimas décadas del siglo XVIII el mercado estuviese saturado y gran parte de las fábricas hubieran tocado techo, en esta época se vivirá una transformación de la industria que pasará por la creación de fábricas de hilados que ahorraban a las otra fábricas el paso de la importación de materias primas extranjera y constituía además un ahorro en los costes de producción.

Se introdujeron además por esta época importantes innovaciones técnicas, como las máquinas de hilar tipo Jenny, inventadas por Hargreaves, que permitían hilar a una sola persona con muy poco esfuerzo, la primera de estas máquinas llegará a Barcelona en 1785.

Maquina 'Spinning Jenny' de hilar, inventada en 1764 por James Hargreaves. 
En España fue conocida como 'Juanita la hilandera'.


Bibliografía consultada:

ARDIT LUCAS, Manuel; ‘El siglo de las luces. Economía’ en Historia de España 3er milenio (vol. 14), Madrid, Síntesis, 2007.



Lorena Martínez Fernández

3 comentarios:

  1. Estimada Lorena:
    Hay que corregir el primer párrafo ya que mezcla Felipe II, el siglo XVII y fechas del siglo XVIII. Por favor, haz las correcciones oportunas y notifícamelo.
    Saludos,

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