miércoles, 6 de noviembre de 2013

Crítica a la Cliometría


En la clase del día 7 de octubre mencionamos algunas de las corrientes históricas que predominaron a lo largo del Siglo XX. Durante esa lección apareció una corriente que, personalmente, desconocía, lo cual no impedía que despertara un gran interés en mí. Esta corriente recibe el nombre de “cliometría”, siendo esta de origen norteamericano, y se basa en una radicalización de la cuantificación en la historia, así como de la matematización de cualquier concepto y/o categoría histórica. Esto se traduce, en definitiva, a una sumisión de los datos históricos a las matemáticas, que, siendo estas objetivas, y, en consecuencia, también sus resultados, estos se considerarán como más científicos. A su vez, al tratarse de datos que se ingresan en un sistema informático, se podrán utilizar técnicas de análisis contrafactual a partir de no añadirse esos elementos que no se quieran tener en cuenta. Se trata, considero, de un medio de reducir la Historia a simples números, sin tener en cuantas otros muchos factores que, a mi entender, no tienen porqué (o, directamente, no pueden) remitirse a cifras.
Un buen ejemplo es aquel expuesto en clase: Robert Fogel realizará un teoría en la que pretende demostrar la poca, casi nula, repercusión con la que contó la construcción del ferrocarril en Estados Unidos, en contra de lo que las principales corrientes historiográficas tienden a considerar. El resultado verificó que, a la hora de la verdad (y según un programa, no lo olvidemos), la diferencia entre los resultados del programa y los datos reales tampoco era tan grande. En conclusión, Fogel afirma que la importancia del ferrocarril no fue tan grande.
Si bien es cierto que los datos están presentes, y que los resultado provienen de las matemáticas más “puras” (por lo que se puede argumentar su veracidad), no debemos olvidar que los datos, o, mejor dicho, las cifras que se han usado, son solo eso, cifras, y que los resultados no son más que una fórmula matemática. Lo que pretendo decir con esto es que, durante ese proceso, se elimina todas las consideraciones que no son económicas. ¿Cuáles fueron las repercusiones culturales que la construcción del ferrocarril trajo consigo? ¿Y las políticas? ¿Las sociales? ¿Cómo se puede cuantificar la importancia que tuvo el ferrocarril en el día a día de cada persona, en su concepción a la hora de observar, interpretar y entender el mundo en el que habita?
Me aburren las simplificaciones que se realizan en torno a la Historia, la limitación en torno a las causas del proceso histórico, especialmente cuando se trata de la economía. Si bien es cierto que esta es un factor primordial en el desarrollo de la Historia del hombre, no es menos cierto que, en mi opinión, no cuenta con más peso que otros muchos factores, como podrían ser la mentalidad, la cultura o la sociedad. Considero que es imposible cuantificar estas cuestiones, aplicarlas a un sistema informático, y eso es algo que, a mi parecer, la cliometría no tiene en cuenta, reduciendo todos los elementos históricos, que son recíprocos y están intrínsecamente interrelacionados, a un plano inferior, totalmente subyugados a la economía, a los datos, a unos simples números, al resultado de una fórmula que, no debemos olvidar, proviene de un sistema informático.

Y no sólo resta importancia a gran parte de las interpretaciones de la Historia, sino que también se permite, a partir del resultado de su fórmula, inventarse, o, mejor dicho, reconstruir la Historia. Porque… ¿qué es realmente la Historia contrafactual, sino una invención del proceso histórico? No le proporciono mayor importancia a esta tendencia que la de una mera conversación de bar, ya que desconozco totalmente cuál es su verdadera aportación. Quizás lo más correcto sería decir que no le proporciono una importancia considerable, ya que su “análisis histórico”, si realmente puede recibir ese nombre, carece de una auténtica aportación al estudio de la Historia. Si bien puede ser interesante en, como ya he mencionado anteriormente, una conversación carente de cualquier carácter académico, soy incapaz de entender cómo un historiador puede realizar un análisis contrafactual, ya que su importancia es, a mi parecer, nula, y, como insisto, su aportación, aún si cabe, menor.

2 comentarios:

  1. Aunque comparto el fondo de la publicación, entiendo que falta algo importante: leer un artículo o trabajo de orden cliometra para ver y valorar sus posiciones.
    Atentamente,

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  2. Esta es la corriente historiográfica dominante en nuestros días. No quizás en el ambito académico histórico pero si en las ciencias económicas. Cada semana vemos en la televisión a los nuevos gurus neoliberales vendiendonos la burra del método contrafactual.

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