En la clase del día 7
de octubre mencionamos algunas de las corrientes históricas que predominaron a
lo largo del Siglo XX. Durante esa lección apareció una corriente que, personalmente,
desconocía, lo cual no impedía que despertara un gran interés en mí. Esta
corriente recibe el nombre de “cliometría”, siendo esta de origen
norteamericano, y se basa en una radicalización de la cuantificación en la
historia, así como de la matematización de cualquier concepto y/o categoría histórica.
Esto se traduce, en definitiva, a una sumisión de los datos históricos a las
matemáticas, que, siendo estas objetivas, y, en consecuencia, también sus
resultados, estos se considerarán como más científicos. A su vez, al tratarse
de datos que se ingresan en un sistema informático, se podrán utilizar técnicas
de análisis contrafactual a partir de no añadirse esos elementos que no se
quieran tener en cuenta. Se trata, considero, de un medio de reducir la
Historia a simples números, sin tener en cuantas otros muchos factores que, a
mi entender, no tienen porqué (o, directamente, no pueden) remitirse a cifras.
Un buen ejemplo es aquel
expuesto en clase: Robert Fogel realizará un teoría en la que pretende
demostrar la poca, casi nula, repercusión con la que contó la construcción del
ferrocarril en Estados Unidos, en contra de lo que las principales corrientes
historiográficas tienden a considerar. El resultado verificó que, a la hora de
la verdad (y según un programa, no lo olvidemos), la diferencia entre los
resultados del programa y los datos reales tampoco era tan grande. En
conclusión, Fogel afirma que la importancia del ferrocarril no fue tan grande.
Si bien es cierto que
los datos están presentes, y que los resultado provienen de las matemáticas más
“puras” (por lo que se puede argumentar su veracidad), no debemos olvidar que
los datos, o, mejor dicho, las cifras que se han usado, son solo eso, cifras, y
que los resultados no son más que una fórmula matemática. Lo que pretendo decir
con esto es que, durante ese proceso, se elimina todas las consideraciones que
no son económicas. ¿Cuáles fueron las repercusiones culturales que la
construcción del ferrocarril trajo consigo? ¿Y las políticas? ¿Las sociales?
¿Cómo se puede cuantificar la importancia que tuvo el ferrocarril en el día a
día de cada persona, en su concepción a la hora de observar, interpretar y
entender el mundo en el que habita?
Me aburren las
simplificaciones que se realizan en torno a la Historia, la limitación en torno
a las causas del proceso histórico, especialmente cuando se trata de la
economía. Si bien es cierto que esta es un factor primordial en el desarrollo
de la Historia del hombre, no es menos cierto que, en mi opinión, no cuenta con
más peso que otros muchos factores, como podrían ser la mentalidad, la cultura
o la sociedad. Considero que es imposible cuantificar estas cuestiones,
aplicarlas a un sistema informático, y eso es algo que, a mi parecer, la cliometría
no tiene en cuenta, reduciendo todos los elementos históricos, que son
recíprocos y están intrínsecamente interrelacionados, a un plano inferior,
totalmente subyugados a la economía, a los datos, a unos simples números, al
resultado de una fórmula que, no debemos olvidar, proviene de un sistema
informático.
Y no sólo resta
importancia a gran parte de las interpretaciones de la Historia, sino que
también se permite, a partir del resultado de su fórmula, inventarse, o, mejor
dicho, reconstruir la Historia. Porque… ¿qué es realmente la Historia
contrafactual, sino una invención del proceso histórico? No le proporciono
mayor importancia a esta tendencia que la de una mera conversación de bar, ya que
desconozco totalmente cuál es su verdadera aportación. Quizás lo más correcto
sería decir que no le proporciono una importancia considerable, ya que su “análisis
histórico”, si realmente puede recibir ese nombre, carece de una auténtica
aportación al estudio de la Historia. Si bien puede ser interesante en, como ya
he mencionado anteriormente, una conversación carente de cualquier carácter
académico, soy incapaz de entender cómo un historiador puede realizar un
análisis contrafactual, ya que su importancia es, a mi parecer, nula, y, como
insisto, su aportación, aún si cabe, menor.
Aunque comparto el fondo de la publicación, entiendo que falta algo importante: leer un artículo o trabajo de orden cliometra para ver y valorar sus posiciones.
ResponderEliminarAtentamente,
Esta es la corriente historiográfica dominante en nuestros días. No quizás en el ambito académico histórico pero si en las ciencias económicas. Cada semana vemos en la televisión a los nuevos gurus neoliberales vendiendonos la burra del método contrafactual.
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