domingo, 10 de noviembre de 2013

Colonos y mercaderes británicos en América durante el primer cuarto del s. XVII

En el primer cuarto del siglo XVII los británicos intentaron por primera vez centrar su expansión y desarrollo comercial con América. Recurrieron a compañías de la City privilegiadas que crearon redes de comercio similares a las que se estaban dando a principios del siglo XVII con regiones de Rusia, Turquía, Venecia, Levante o Marruecos. Sin embargo, la escasa organización y la falta de preparativos económicos y comerciales acabaron llevando a la bancarrota a estos primeros comerciantes, viéndose reflejado en la disolución de la Compañía de Virginia por parte de la Corona en 1624. 

Fue durante las siguientes décadas cuando, de manera no corporativa, se vieron realmente impulsadas las relaciones comerciales entre Inglaterra y norteamérica. Los nuevos mercaderes provenían en su mayoría de otras compañías, especialmente de la del Levante. Lo primero que hicieron fue establecer nuevamente los vínculos estrechos con los comerciantes de tabaco de Virginia, que durante un breve lapso de tiempo habían comenzado a repartir enormes proporciones de acres de tierra entre los colonos para fomentar ellos mismos su propia economía y no depender directamente de la City. 

A pesar de que históricamente se ha tendido a exaltar el papel de la clase terrateniente inglesa en el papel colonizador lo cierto es que no fue tal, sino que la gentry o nobles de Inglaterra no tenían los medios ni el impulso necesario para mantener el proyecto colonizador, donde nunca establecieron grandes planes de futuro, más interesados en invertir su tiempo y esfuerzo en empresas más seguras como asaltar buques españoles o el comercio levantino. El perfil social de los hombres que finalmente acabaron aposentándose en territorio americano, especialmente en Virginia o las costas de Massachusetts, tenían un perfil económico bajo en comparación con la gentry, de posición social más bien oscura y con poco que perder. Primero fueron llegando de forma incontrolada, ausentes de organización, pero que paulatinamente fueron aprovechando los recursos que el mercado con América ofrecía. 

El periodo que va desde 1624 hasta 1642, esto es, desde la disolución de la Compañía de Virginia hasta el inicio de la Revolución Inglesa, destaca por la llegada masiva de británicos a las costas de norteamérica, especialmente Virginia y Maryland, centrando sus esfuerzos en la explotación y producción de tabaco para comerciar con Inglaterra y el continente europeo. Tras unos años de difícil relación en que la gentry inglesa les puso dificultades en la fundación de nuevas colonias o la expansión territorial se vio afectada por los límites con territorios españoles o indígenas, los colonos británicos asentados en las costas del este de América hicieron piña, especialmente a través de sendos matrimonios y relaciones de parentesco que fueron fraguando poco a poco una élite unida en las manos de muy pocas familias. Empezaron a defender sus derechos e intereses económicos frente a los ataques de la metrópoli, pasando a ser el sector más puritano de los colonos. 

Quizás lo más interesante de todo sea la dualidad de ambos tipos de comerciantes. Los colonos establecidos de forma independiente durante las primeras décadas del siglo XVII se distanciaron rápidamente de los que seguían vinculados a grandes Compañías Comerciales, con muchos más bienes y recursos disponibles pero sin ese afán lucrativo de los que nada tenían y se arriesgaron a la aventura. De modo que a la altura de 1640, los mercaderes de clase media que no estaban relacionados a grandes compañías habían amasado una gran fortuna económica, dispuesta a hacer frente a los nuevos desafíos marítimos, especialmente a los tratos comerciales con el resto de regiones de América. Los nuevos líderes mantuvieron lazos de interés con Nueva Inglaterra y Virginia, potenciando nuevamente la explotación de tabaco y de azúcar. Estos cambios económicos fueron acompañados de exigencias de índole política para la nueva situación de las Indias Occidentales. Peticiones que los líderes mercantiles supieron aprovechar e iniciar nuevas relaciones con el mundo americano y algunas zonas de África, sacudiéndose por primera vez de encima la dependencia con las islas británicas. 


Bibliografía

BRENNER, Robert: Mercaderes y revolución, Akal, Madrid, 2011. 

DI VITTORIO, Antonio (coord.): Historia económica de Europa, Crítica, Barcelona, 2007. 


2 comentarios:

  1. Estimado Antonio:
    Resulta difícil hablar de "británicos" cuando Gran Bretaña se crea jurídicamente en 1707 mediante el Acta de Unión.
    Atentamente,

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  2. Buenas tardes y bien hallado:

    Es cierto que el término británico conlleva ciertas confusiones y no es del todo correcto su empleo en la referida entrada del Blog.

    Sin embargo, decidí utilizarlo por dos motivos:

    -primero porque Brenner lo menciona así en ciertas ocasiones en el Capítulo III de su libro 'Mercaderes y revolución'.

    -segundo, porque a pesar de que oficialmente hasta 1707 no se utiliza el nombre Reino de Gran Bretaña y los parlamentos escocés e inglés permanecieron separados anteriormente a dicha fecha, desde el 24 de marzo de 1603 ambos países se unieron en la llamada 'Unión de Coronas' a través del reinado de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, primo hermano de la reina Isabel I de Inglaterra. Existieron posteriormente sendos intentos de unir a ambos países también jurídicamente en los años 1606, 1667 y 1687. Así, tras el reinado de Jacobo I, la palabra 'británico' se empezó a utilizar alternativamente y de forma no oficial, para designar un conjunto de población que compartía una misma lengua y cultura, esto es, la isla de Gran Bretaña. A pesar de que los colonos que más afluencia tuvieron en América durante el primer cuarto del siglo XVII eran ingleses o pertenecientes a la corona de Inglaterra, no es excluyente del resto de territorios anglosajones en general, participando activamente escoceses.

    Gracias por la observación y para la próxima vez tendré más cuidado.

    Saludos.

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