La
lectura está divida en cuatro partes: introducción, justo precio, cambios y
usura. Al comienzo de la introducción se hace una breve valoración sobre el
empuje que supuso el descubrimiento de los textos aristotélicos en el siglo
XIII para varias disciplinas tales como la filosofía, la teología o los textos jurídicos.
Esta época es definida como la “prehistoria de la ciencia económica” puesto que
la economía como ciencia propia no existía. Es por esto que la mayoría de los
escritos que abordan una temática de tipo económico los encontramos dentro de
obras de muy diverso carácter y con una escasa extensión en comparación con el
resto de la obra.
Seguidamente
se incide en la diferencias entre el pensamiento de los economistas modernos y
los intelectuales escolásticos. Las reflexiones de estos últimos suelen tener
origen en preguntas de carácter ético o moral, como la licitud de una práctica
u otra. Esto lleva consigo un análisis centrado, sobre todo, en cuestiones de
tipo microeconómico y no de carácter macroeconómico. Otro factor a tener en
cuenta es que gran parte de las discusiones entre escolásticos suelen se suelen
dar en lo que el autor denomina “marco de derecho contractual, derivado del
derecho romano”. Más adelante asistimos a un ejercicio de deslegitimación de
creencias extendidas sobre la centralización del discurso de la iglesia para
hacer hincapié en su heterogeneidad determinada, en gran parte, por la
multiplicidad de órdenes escolásticas,
lo que deriva en una amplia variedad de teorías y debates sobre un mismo
tema.
A
continuación se comentan temas específicos. El primer tema trata la teoría del
valor, cuya tesis más representativa es la de San Bernardino de Siena en la que
defiende que el valor de un bien depende de tres factores: utilidad objetiva,
escasez o disponibilidad en el mercado y su utilidad subjetiva, es decir, el
atractivo para el consumidor.
El
justo precio: las teorías más importantes son de nuevo las de San Bernandino de
Siena y las de Santo Tomás de Aquino, que sostienen que el precio justo es
aquel establecido por la comunidad o a través de mecanismos de competencia de
mercados. Pero también se recogen opiniones discrepantes como la de Duns Escoto,
que defiende que el justo precio de un bien consistiría en la la suma de los
costes de producción más una compensación por los riesgos de llevar aquella
empresa a cabo.
Más
adelante se remarca la “obsesión” de los escolásticos con la usura. Para los
teóricos la esencia principal de la usura radica en el cobro de un dinero
adicional en el momento de hacer efectivo un préstamo, defienden que no se
debería cobrar ninguna cantidad extra. Estas teorías sobre la usura y la
inmoralidad de “hacer dinero con dinero” no hacen referencia sólo a
intercambios monetarios sino a cualquier bien que pueda ser prestado. Pese a
todo esto, conforme avanzamos en el tiempo, se abre una puerta a este tipo de prácticas
con la justificación del cobro adicional de dinero como compensación por los
riesgos corridos por el prestamista.
El
último punto que se aborda es el referente a los cambios de divisas, sobre todo
extranjeras. Se resalta de nuevo la visión negativa que se tiene a este tipo de operaciones
comerciales y financieras. Para finalizar la lectura, el autor afirma que el prejuicio
moral de la sociedad hacia todo este tipo de prácticas no impidió que fueran una
realidad aunque todo ello implicó un aumento en los costes y riesgos para los
prestamistas y cambistas así como una ralentización en el desarrollo de un
mercado financiero más transparente y eficaz.
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