martes, 29 de octubre de 2013

Grupo 3: Los Arbitristas castellanos


Una de las principales cuestiones que van a ser motivo de reflexión por parte de los arbitristas durante el siglo XVI y XVII va a ser la decadencia de Castilla poniéndola en relación con las tres principales consecuencias económicas negativas que habían derivado del descubrimiento de América: el alza de los precios, la “saca” de metales preciosos procedentes de América y el abandono de los sectores productivos.

Así, los arbitristas coincidían en que esta alza de los precios favorecía la entrada de productos extranjeros al ser más competitivos que los españoles, de igual manera que defendían que la “saca” de los metales preciosos se veía favorecida por la baja consideración social con la que contaba el trabajo. Un planteamiento que veían constatado en las dinámicas comerciales que se habían establecido entre España y los países europeos como Holanda, que eran quienes, beneficiándose de las materias primas y metales preciosos procedentes de España y América, elaboraban unos productos manufacturados que vendían a España,  lo que les llevó a la conclusión de que la riqueza no se encontraba en las remesas de metales que llegaban desde América sino que ésta dependía del dinamismo productivo.

No obstante, a pesar del acuerdo común respecto a la necesidad de fomentar la actividad productiva en España, no convinieron en cuáles debían los sectores a promover, lo que dio lugar a diversos posicionamientos según se abogara por un impulso productivo general y sin especificar el sector, el fomento de la actividad agrícola-ganadera o el impulso del sector industrial:

1-Dentro del primer planteamiento destacan arbitristas precursores como Luis de Ortiz (Memorial – 1558) o Martín González de Cellorigo (Memorial de la política necesaria y útil restauración a la República de España y estados de ella, y del desempeño de estos reinos – 1600) que exponen la necesidad de volver a activar la actividad productiva a partir de cualquier sector.

2-El grupo de arbitristas que va a defender la agricultura como principal actividad productiva va a venir muy condicionado por el pensamiento aristotélico y sobre todo por los teólogos escolásticos. Por tanto, van a defender este sector como la forma “natural” de adquirir riqueza frente a la “artificialidad” de la actividad comerciales y de los peligros que suponían para el alma estos intercambios, poniéndolos en relación con los préstamos y la usura, por lo que aunque no lo condenan si muestran cierta reserva hacia ese sector. Dentro de este planteamiento destacan López de Deza (Gobierno político de agricultura – 1618), Miguel Caxa de Leruela (Restauración de la abundancia en España – 1631) o Pedro Fernández de Navarrete (Conservación de Monarquías y discursos políticos – 1626).

3-El tercer posicionamiento va a venir representado por lo que se conoce como el “grupo de Toledo” teniendo en Sancho Moncada a su principal representante (La restauración política de España – 1619). Su planteamiento se basaba en las teorías cuantitativas y una actitud proteccionista que abogaba por una política comercial que prohibiera las importaciones y fomentara la producción interior y que Moncada llevó a su último extremo proponiendo un sistema autárquico. En cuanto a los argumentos con los que va a defender el fomento del sector manufacturero se puede distinguir:
  • El argumento empírico tomando como ejemplo el caso de regiones aparentemente “estériles” como Holanda que a pesar de carecer de metales preciosos contaban con gran prosperidad económica frente a España a consecuencia de la actividad manufacturera.
  •  El argumento del valor añadido con el que cuenta el sector secundario frente al agrícola, que además revierte beneficiosamente en la población al proporcionar ocupación a aquella mano de obra que no puede ser asumida por la agricultura.
  • El impacto positivo de la actividad manufacturera sobre los demás sectores productivos al servir como impulso para la actividad agrícola y ganadera y para favorecer el comercio.

Por tanto, independientemente de las divergencias en cuanto al sector productivo que se debía potenciar, lo cierto es que a través de sus planteamientos y sus escritos, los arbitristas llevaron a cabo una reflexión acerca de la decadencia económica  analizando sus causas y los factores que dificultaban el dinamismo de esos sectores productivos tanto dentro de la propia sociedad castellana en relación con la ociosidad, la improductividad y las reticencias hacia el trabajo así como desde un punto de vista legislativo en relación a las políticas económicas, comerciales e impositivas.


Como conclusión, a través de sus planteamientos estos arbitristas van a abogar por la necesidad de modificar los patrones de comportamiento económico imperantes apostando por  la incentivación de los sectores productivos al sostener que la presencia de metales preciosos y materias primas no es garantía de riqueza sino que es necesario reactivar la economía a través de la producción y el trabajo. De esta forma, este posicionamiento va a llevar consigo una crítica implícita a la sociedad del momento cuya máxima aspiración social se focalizaba en imitar a una nobleza caracterizada por ser rentista y absentista lo que derivaba en un consecuente desprecio hacia el trabajo que, lejos de contribuir a la reactivación económica favorecía la ociosidad y la improductividad.

Ignacio Rodulfo Hazen 
David San Narciso Martín
Rosa Valdivia Pérez
  
Sara Prieto Huecas

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