viernes, 27 de diciembre de 2013

LA EVOLUCIÓN DEL SECTOR TEXTIL EN LA ITALIA MODERNA

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el la fabricación y comercialización de telas en la Península Itálica a lo largo de la Edad Moderna fue uno de los sectores económicos más importantes de dicho ámbito geográfico. De este modo encontramos como en ciudades como Florencia o Venecia, entre mediados del silgo XVI y hasta comienzos del siglo XVII (hasta 1620 en el caso veneciano) el volumen de producción de paños laneros era inmenso, situándose en torno a las 30.000 piezas por año. Un crecimiento de producción del que también se beneficiaron otros núcleos, como Mantua, aunque en menor medida (reduciéndose la cifra a la mitad, en torno a las 15.000 piezas al año).

 

Pero esta fase de crecimiento podemos decir que, tal y como hemos mencionado anteriormente, se detendrá a lo largo del primer cuarto del siglo XVII, una detención a la que seguirá una caída gradual cada vez más catastrófica y visible que alcanzará sus niveles más bajos una vez llegado el siglo XVIII. Mas, para explicar esta caída del sector de fabricación de paños en la Península Itálica, habiendo partido de una situación boyante en el siglo XVI, se han de atender diversos factores los cuales, si bien no explican individualmente dicha caída, sí se pueden ver en conjunto como motivos suficientes para la misma. De este modo, encontramos en primer lugar la competitividad del mercado internacional, fruto de esa globalización progresiva que se irá produciendo a lo largo de la Edad Moderna (tal y como se expuso en las prácticas); en este sentido, la caída del paño italiano se verá influenciada por la entrada al mercado de los paños procedentes de Inglaterra y los Países Bajos, fabricados con telas más ligeras, baratas, y de unos colores que resultaban muchísimo más atractivos al comprador que los italianos que tradicionalmente se habían impuesto.

 

Dejando a un lado esos factores de competitividad exterior, no podemos dejar de analizar los factores que, dentro de la Península Itálica, afectan negativamente al comercio textil. En este sentido, podemos hablar de dos factores especialmente importantes: en primer lugar y complicada situación interna marcada por las epidemias y los conflictos, que dejan diezmada a la población tanto por la disminución de la mano de obra y los demandantes, como por la bajada en el poder adquisitivo de una población devastada. Encontramos cómo entre el último cuarto del siglo XVI y hasta mediados del XVII fenómenos de este tipo asolan la actual Italia: epidemia de peste en 1575 – 1576, episodios de hambrunas en la década de 1590, una nueva epidemia de peste ya en el siglo XVII (1630 – 1631), y por último, la guerra Franco – Española entre los años 1635 y 1659. Pero esta situación de continua inestabilidad no es el único factor interno, sino que hay que tener en cuenta un segundo motivo para la decadencia en el comercio de paños de esas grandes ciudades que hemos visto anteriormente (Florencia y Venecia): la incursión en el sector de la fabricación de paños de núcleos poblacionales menores, como el caso de Padua que superará la producción veneciana todo el siglo XVIII. Se trata de una producción que, comparativamente con las ciudades, es mucho más libre en el sentido de que no está tan sujeta a la dirección de los gremios, por lo que pueden comercializar sus productos a precios menores (para ganar en competitividad con los grandes núcleos productores tradicionales) y pagar salarios más bajos a sus trabajadores (ahorrando por tanto en costes).

 

Pero todo lo anteriormente mencionado iba en relación a los paños de lana, mas éstos no eran el total de la protoindustria textil italiana de la Edad Moderna, sino que también es destacable la rama de la seda. En algunos casos su importancia es mucho mayor que la lana, como en el florentino, donde el triple de población se dedicaba a la producción de seda en comparación a la fabricación de paños de lana (en cifras referidas a comienzos del siglo XVII). Aún así, el mayor núcleo productor de sedas no se encontraba en la Península Itálica, sino que estaba situado en Sicilia, destacando las ciudades de Palermo y especialmente Messina, cuyo puerto será punto de partida de numerosos productos de seda manufacturados. La rama de la seda, vivirá también una evolución similar a la de los paños de lana, con un descenso desde mediados del siglo XVII (momento álgido del comercio de la seda en Messina, cuando el valor de las exportaciones se ha establecido en torno a las 600.000 libras en 1650 – 1665) tal y como se aprecia en la caída del valor del total de las exportaciones entre 1670 y 1680, una caída de la que no se volverá a recuperar plenamente (llegando, como mucho, a la mitad del valor del momento de mayor esplendor del comercio de seda). Vemos por tanto un comercio textil italiano que, como ya hemos dicho anteriormente caerá en picado ya en el XVIII frente al aumento del creciente poder del comercio internacional inglés que será el ya imperante en el siglo XIX.

WILSON, Charles; PARKER, Geoffrey (1985): "Historia económica mundial. Una introducción a las fuentes de la historia económica europea 1500 - 1800." Ediciones Siglo XXI, Madrid.

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