Para
seguir con la tónica asiática, ya que la historia económica en Asia es muy
importante, hoy voy a hablar sobre la economía de Corea sometida al dominio
japonés desde principios del siglo XX hasta el final de la Segunda Guerra
Mundial, que, aunque no sea de la Edad Moderna, es un aspecto muy importante y
que tiene antecedentes en la Edad Moderna.
Corea,
a lo largo de la historia, no ha logrado ser independiente en la mayor parte
del tiempo. En la Edad Moderna, Corea luchó contra la invasión japonesa de
Hideyoshi a finales del siglo XVI, rechazándola en gran parte gracias al
almirante Yi-Sun-Shi y sus barcos tortuga, pero no tardará mucho en estar
sometida al dominio imperial chino, hasta inicios del siglo XX cuando tenga que
cedérsela a Japón, que la convertirá en un protectorado y a partir de 1937 hará
un dominio mucho más feroz y represivo. Durante la Edad Moderna, la economía coreana
tuvo que plegarse a las demandas de China, y con el dominio japonés, pasará lo
mismo.
Como
afirma la profesora Julia Moreno García, Corea se convertirá en un mercado de
productos japoneses. Corea pasará a ser conocida como el granero del imperio
japonés, teniendo que satisfacer las enormes demandas alimenticias e
industriales de Japón. El alimento que Corea exportó en mayor número será el
arroz, un producto esencial en la dieta asiática, y que en Japón no será una
excepción y que en esos momentos había una escasez notable en Japón que provocó
inestabilidad y protestas. Para ello, Japón realizó una serie de medidas para
aumentar la exportación del arroz hasta cinco millones, pero, aunque no se pudo
llegar a esa cifra, aumentó notablemente la exportación de arroz, causando
ahora escasez en Corea y se tuvo que traer otros alimentos para poder paliar la
escasez de arroz como el sorgo, mijo y soja desde Manchuria[1].
Pero, como ya se ha mencionado, Corea no será solo el granero de Japón, sino
que también se convirtió en la principal receptora de productos japoneses,
entre otros alcohol, tabaco, indumentaria y maquinaria industrial y la
exportación coreana hacia Japón se basaba en el arroz, materias primas y
algunos productos manufacturados[2].
La
economía coreana también se vio alterada con la intención japonesa de instaurar
una serie de industrias en territorio coreano, como estaba haciendo también en
Manchuria y otros dominios, porque no había suficiente espacio para colocarlas
en el territorio japonés, y Japón vio en Corea una mano de obra que podía ser
utilizada como semiesclava y muy barata, de ahí a que se instalase una
incipiente industria que antes no había, pero sin apenas repercusiones
positivas para Corea, siendo receptora de inversiones japonesas tanto estatales
como privadas. Destacará la industria eléctrica de base hidráulica como la de
1926 en el río Buchoun, industria fabril que desbanca a la agrícola, y creció
la manufactura como cerámicas, químicas, madereras, imprenta, alimenticia, etc.[3]
Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Japón se centrará en aumentar la
producción industrial coreana, con las repercusiones que conllevaron, y surgió
la industria de guerra, destacando los llamados minerales estratégicos como el
carbón, el grafito y la magnesita, entre otros[4].
Bibliografía:
- CHESNEAUX, J.: Asia Oriental en los siglos XIX y XX. Labor, Barcelona, 1969.
- MARTÍNEZ CARRERAS, J.U.: Historia del colonialismo y la descolonización. Ed. Complutense, Madrid, 1992.
- MARTÍNEZ SHAW, C.: Historia de Asia en la Edad Moderna. Arco Libros, Madrid, 1996.
- MORENO GARCÍA, J.: El Extremo Oriente, siglo XX. Síntesis, Madrid, 1992.
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