El debate que nace sobre la protoindustrialización surge a raíz del análisis de la industria doméstica rural, concebida como un objeto de estudio para la historia económica y social.
En este debate se analizarán principalmente tres cuestiones: Por un lado se estudia cómo afectan los cambios institucionales de la época en el trabajo, la producción y el capital. En segundo lugar, el análisis de las ciudades, entendidas como centros de mercado y su papel decisivo en la instalación de la industria y por último la relación campo-ciudad.
La historiografía española aborda a raíz de este debate la decadencia de las industrias tradicionales rurales de las que sacará algunas conclusiones. La investigación se ha centrado en conocer las industrias "triunfadoras" pero también en las que no sobrevivieron. Se profundizará también en el papel de las clases sociales implicadas en el proceso protoindustrial, y los grupos sociales que acumulasen el capital y aprovechasen oportunidades para concentrar a los productos dispersos.
En el análisis se estudia la ciudad de Madrid como sede de un mercado activo que transmite en dinamismo a su territorio mediante redes de intercambio con los pueblos cercanos y se examina la respuesta productiva de las localidades de Madrid en relación con el impacto que supone el asentamiento de la Corte. Es importante también destacar como decíamos, el papel que juegan los principales grupos sociales interesados en la inversión en manufactura.
Centrándonos en la estructura del artículo, establece una primera parte en la que trata de explicar el impacto que supuso el asentamiento de la Corte en Madrid. Las funciones políticas, el asentamiento de la clase feudal y la expansión del consumo, hacen considerar a Madrid como un núcleo que absorbe sus recursos.
La instalación de la Corte crea un dinamismo en el campo para satisfacer las demandas de las élites que se asientan en la ciudad, lo que da lugar a una relación ciudad-campo. La demanda de artículos estimuló los vínculos comerciales a larga distancia y el fortalecimiento del capital mercantil. También los 150.000 habitantes que tenía Madrid a mediados de siglo, lo que influyó en la producción.
La Corte hizo que las estructuras productivas de Madrid, tuvieran como destino la propia ciudad, desarrollándose así un mercado de la urbe.
Madrid se extiende sobre la propia ciudad pero también en las villas y lugares del resto de demarcaciones territoriales cercanas. (Alfarería de Alcorcón, producción panadera de Vallecas, industria del cuero de Pozuelo y Aravaca...)
Alcorcón se especializó en alfarería y sus productos conquistaron demandas como la madrileña, la Casa Real y el mercado regional castellano. Las razones de su éxito fueron: La abundancia de materia prima, la naturaleza del producto vidriado, su excelente calidad, la organización de la producción y la descentralización del Kaufsystem.
Por su parte, Vallecas destacará por su proceso de acumulación de capital propiciados por la abundante propiedad de su nobleza y clero, así como de los forasteros de Madrid. Este grupo, necesitaba un gran número de asalariados y una compleja división del trabajo, lo cual se desarrolla en la industria más importante del pueblo: la panadería. La panadería es fomentada por estos ricos labradores, lo que explica la especialización del pueblo en la producción de pan destinado a Madrid.
La construcción madrileña aumenta su demanda con la Corte. Pueblos como Vicálvaro y Coslada se especializarán en la producción de ladrillos, baldosas o mampostería, esto refleja el dinamismo generado por la Corte.
La mayoría de los trabajadores no eran especializados y se contrataban en las canteras, hornos de cal, yeso o ladrillo, lo que representaba un gran apoyo para los ingresos locales.
El segundo apartado del artículo, tratará el análisis de lo que sucedía en el resto de la provincia. Fuera de la Corte, los intereses madrileños se atenúan, lo que facilitaba la adopción de sistemas de producción como el Kaufsystem o la industria rural de pura subsistencia.
El Kaufsystem se desarrolla sobre todo en las vegas del Tajo y Tajuña, especializadas en el cultivo de fibras textiles (cáñamo, esparto...). El éxito del cultivo de cáñamo fue posible gracias a la alternancia con los cultivos de cereales o legumbres, el empleo masivo de mano de obra femenina y la excelente calidad y duración. Esto satisface así la demanda local y otros mercados.
Las vegas del Henares y el Tajuña se especializará en la cosecha de esparto. El Kaufsystem era la forma que adoptaba las familias campesinas para realizar a tiempo parcial estas actividades de transformación.
Las funciones de artesano y comerciante se fundían en una sola persona, que era a la vez maestro y tratante. En otras zonas, las labores eran realizadas por jornaleros pobres, que dará lugar a la proletarización de la mano de obra. Otros pueblos se dedicaron a la tomiza del liñuelo, actividiad que les posibilita compaginar a tiempo parcial sus trabajos agrícolas con labores fáciles como la preparación del lino. Los que obtenían mayor beneficio son los que vendían en Madrid.
Las regiones que ingresaron grandes cantidades, destacarán por el predominio de una agricultura de subsistencia, por poseer pequeñas tenencias agrarias y por la existencia de un desequilibrio en la relación población-recursos.
Esto se dará sobre todo en zonas montañosas por la pobreza de sus suelos y la respuesta de sus pobladores ante esta carencia será la emigración (Sierra Norte, zona de Buitrago...). La topografía del territorio daba como consecuencia unas condiciones agrícolas muy pobres y por tanto, el auge de la ganadería.
La configuración del territorio lo marca el aprovechamiento derivado del cultivo de distintos productos agrícolas y su uso por el ganado.
El cultivo del lino, se adaptaba a estas condiciones. Tenían suelos aptos para su cultivo, lo que genera un papel esencial de la economía local ya que la producción sería destinada al mercado local.
En Buitrago, se celebra una feria desde el siglo XVI cada Noviembre. Esto causaba el tráfico comercial entre los pueblos de mayor productividad. Su importancia aún así, no se iguala con la producción de mercaderes mayoristas madrileños y por eso el lino de la Corte procedía de Galicia.
El tercer apartado, trata la cuestión de la influencia de las clases sociales y la industria rural y la inversión en producción.
Los miembros del capital mercantil se involucran en la producción urbana y rural. La nobleza y el clero mantendrán un especial interés en la búsqueda de beneficios.
La burguesía mercantil madrileña destaca por sus inversiones en la mejora y continuidad de sus negocios y por la adquisición de acciones y la compra de tierras y casas. Prefieren invertir allí donde el riesgo es menor y obtienen mayor beneficio. Decidirán exportar lana, negociar con asientos estatales, constituir mayorazgos, adquirir nobleza y prestigio social...etc.
La escasa inversión en actividades productivas se relaciona con el atraso estructural de la economía y la sociedad feudal del interior que seguía manteniendo actividades artesanales.
En Pozuelo y Aravaca destacarán en la industria del curtido. La existencia en los alrededores de Madrid de centros productores es gracias a la fuerte presencia ganadera y su flora y las políticas de exenciones y privilegios por parte de la Corona. Nace así un interés por parte de los burócratas en las manufacturas como es el caso de Ibarrola.
En zonas como Vicálvaro, Alcobendas y Aravaca, reflejan ya un dinamismo en la demanda madrileña. Las características con las que cuenta la producción madrileña se centra principalmente en: El escaso aprovechamiento de las potencialidades del terreno, la dependencia del mercado local y la penetración del capital mercantil en la esfera productiva.
La producción del jabón y el curtido, alcanzará su mayor auge en esta etapa.
La nobleza, por su parte, ve ya la posibilidad de invertir en producción y comercializar artículos de primera necesidad y obtener grandes beneficios. Destacarán las fábricas de Leganés, Getafe y Chinchón. El jabón marca esta protoindustria, caracterizada por la presencia de comerciantes, los mercados extrarregionales o la proletarización de los maestros fabricantes. Madrid suministrará jabón a Galicia y Segovia.
El comercio y la producción de papel trae a escena a nuevos grupos sociales como la Iglesia o los fabricantes catalanes. Se concede a las instituciones eclesiásticas el permiso de producirlo y comercializarlo (San Lorenzo de El Escorial...). Se produjeron papeles finos, entrefinos y de imprenta. Los comerciantes catalanes destacarán en el negocio papelero y el auge de la seda comienza en esta etapa.
Las conclusiones que se sacan del artículo son básicamente la importancia de Madrid y su provincia, que constituyeron un mosaico cambiante de formas productivas cuya convivencia daba lugar al debilitamiento de unas y al fortalecimiento de otras.
Los factores que influyeron en el triunfo o no de las formas productivas fueron principalmente: La peculiaridad del contexto agrario, la abundancia de materias primas y recursos energéticos, la influencia de ciertos sectores sociales urbanos, el auge o declive de la organización gremial urbana, la intervención estatal...etc.
El tipo de agricultura fue necesaria para el desarrollo manufacturero rural y la presencia de ciertas condiciones ambientales y recursos energéticos favorecieron la instalación de las primeras fases de la producción de algunos sectores en el medio rural.
La inversión de capital era decisivo, y sólo la ciudad con sus capas sociales adineradas podían aportar este ingrediente.
En Madrid, sede de la Corte, los grupos sociales en condiciones de invertir capital eran muchos, pero pocos involucrados (Pocos nobles, mercaderes y clérigos se involucraron). Éstos sobre todo buscaban sumar beneficios pero no querían la inversión productiva ya que se interesarían por adquirir básicamente bienes inmuebles, asientos o rentas.
Componentes
Adriana Blázquiz González
Rebeca Cuevas Hermoso
Pablo García Quemada
Lucas Canteras Zubieta
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