Durante el transcurso del
desarrollo y explicación de la economía en los Países Bajos en la edad moderna,
durante las sesiones teóricas, pudimos observar la importancia que tuvo el
control del cereal producido en Polonia, que era comprado por mercaderes
holandeses introduciéndolo en su mercado nacional (permitiéndoles innovar en
otros cultivos), e incluso distribuyéndolo en otros mercados extranjeros. Esto
me llevó a preguntarme sobre cómo era la producción de cereales en esta zona de
Europa para que su importancia fuera tal para una economía tan dinámica,
creciente y con vistas de futuro como era la de las Provincias Unidas del
momento. Mucha de la información ha sido obtenida del profesor Enrique Martínez
Ruiz, de la asignatura Hª Social de la Edad Moderna, así como de las propias
clases del profesor David Alonso, Hª Económica de la Edad Moderna, todo ello
completado con búsqueda bibliográfica que al final será mencionada.
Desde que se produce y se
sistematiza la llegada a Europa de los metales adquiridos en las minas del
nuevo continente americano comienza a notarse una importante subida de los
precios relacionados con la mayoría de productos que se manejan por el mercado
europeo (dando por hecho que hay matices en esta afirmación pues aunque la inflación
es generalizada no afecta del mismo modo a todos los productos). Esto, sin
duda, causa un revés en algunos sectores de la población que van a ver como la
abundancia de moneda que se acuña con esos metales hace inviable la propia
subsistencia por la baja capacidad de adquirir capital. Por supuesto destacamos
al campesinado como el principal grupo social afectado negativamente (algunos
contratos de arriendo se pagaban en especies lo que hizo que esos campesinos no
se vieran tan directamente afectados por esta subida de precios). En Europa
occidental una parte generalizada de la nobleza se adapta a cambios que
permitan su sostenimiento económico y social, y que según el historiador polaco
Rutkowski, explicaría el paulatino decrecimiento (o transformación) del régimen
de servidumbre (sobre todo en Provincias Unidas e Inglaterra). Pero todo esto
afecta de manera diferente a la zona este de Europa (zona oriental de la actual
Alemania, Polonia y Rusia).
En algunas de estas entidades
políticas, sobre todo en el caso polaco, la debilidad del poder real, de la
corona, era manifiesta y dependía para mantenerse en el poder de la nobleza,
una nobleza que además, por el propio y escaso desarrollo urbano en Polonia,
estaba realmente vinculada a sus posesiones de tierras y dependía de ellas para
mantener sus ingresos. Con la revolución de precios el cereal que ellos vendían
comienza a subir de precio, lo que a priori les convenía, pero a su vez también
subió el precio de otras manufacturas de las que la nobleza era compradora y
unido a que los campesinos no podían casi subsistir para comprar los recursos
alimenticios básicos, lo que empezó a producir un movimiento migratorio hacia
las ciudades, hizo que empezara ya a mediados de siglo XVI a verse afectada
duramente esta nobleza del este de Europa. La producción de cereales en Polonia
aumentó en la primera mitad del siglo XVI (aunque muy levemente), pero esto no
bastaba, por el efecto inflacionario, para que pudiera mantener su nivel de
gasto que su posición social exigía. Si esta misma situación se hubiera dado en
los reinos de occidente, por el cada vez más fuerte poder real que se
sobreponía sobre la nobleza, esta última no podría haber hecho otra cosa que
transformarse y adaptarse a los acontecimientos (que es lo que sucedió,
vinculándose a las ciudades y al fenómeno de la Corte), pero como ya hemos
dicho el poder de la nobleza en Polonia era vital, y más fuerte que el poder
real y por ello no abandonarían la idea de buscar su mayor beneficio del campo
(y más en un reino con un desarrollo urbano más pobre que en el occidente
europeo).
Si no se iba a abandonar esta
concepción, el cambio sólo podía darse desde un punto: aumentar aún más la
producción de cereal. Para ello lo primero sería cortar y limitar ese tímido
comienzo de migración de campesinos a las ciudades, seguido de un cambio del régimen
de servidumbre que fuera más productivo para los poseedores de tierras. La
resolución a esto será que los nobles crearán, con el amparo real (poder que
estaba constantemente coaccionado), crear un régimen de servidumbre que
vinculara a los campesinos y sus familias a la tierra (las parcelas que
trabajaban) de por vida. Este sistema me atrevería a decir que incluye una idea
algo absurda y es que el campesino es propiedad, no ya del señor, sino de la
parcela o la tierra que él trabajaba. Pero dejando de lado estas apreciaciones
personales, es innegable que esta ley que endurece muy duramente al campesino,
dejándolo en un sistema de semi-esclavitud y que es más propio de un sistema
encomendero de la América española (según Enrique Martínez Ruiz), van a
producir el efecto deseado en la nobleza de Prusia, Polonia y Rusia. Por el
poder citado de esta nobleza estas reformas van a ser amparadas por todas las jurisdicciones
del momento y no habrá ninguna cortapisa a que se apliquen con rapidez y de
forma efectiva.
En el caso de Polonia, que es el
que nos conviene, debemos destacar las dos consecuencias obvias que la
aplicación de este nuevo sistema de servidumbre supone. Para empezar y
claramente perceptible en datos y cifras, el empeoramiento de las condiciones,
ya de por sí malas antes del cambio, del campesinado polaco, que desde fines
del siglo XVI y todo el siglo XVII, se verá afectado por una brutal pobreza que
provocará episodios de hambre en este sector. Por otro lado, y es lo que se relaciona
con la venta del cereal a los comerciantes holandeses, ingleses y de la liga
hanseática, el aumento espectacular de la producción de cereales, que
comparando las cifras de producción de centeno (lo más sembrado) de mediados de
siglo XVI con la cifra de mediados de siglo XVII, estas se multiplica por
cuatro permitiendo que fuese comprado y controlado, entre otros, por las
Provincias Unidas con lo importante que fue para el crecimiento y desarrollo de
esta entidad política.
BIBLIOGRAFÍA:
-
GUILLAMON ÁLVAREZ, F.J., Notas sobre el estado polaco en el siglo XVII. Orígenes, caracteres y
consecuencias, Universidad de Murcia.
-
SIMÓN SEGURA, F., Historia Económica, Ediciones Académicas, Madrid, 2001.
Manuel Cano Ruiz-Ocaña.
Manuel Cano Ruiz-Ocaña.
Entrada muy bien construida.
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