Habiendo mencionado en
mi anterior publicación las disfunciones y problemas económicos en el Japón
Tokugawa, hablaré ahora, a groso modo, de la economía en el Japón Tokugawa.
Es de destacar la
importancia de la economía Tokugawa, una economía que puede caracterizarse de
Antiguo Régimen, donde la agricultura va a tener un papel protagonista, pero
otras actividades como el comercio y la artesanía van a empezar siendo
secundarias, pero pronto crecerán de una manera imponente, hasta tal punto que
se produzca, lo que llaman algunos historiadores, ‘’ la lucha entre la
agricultura y comercio, entre tierra y dinero ‘’ como menciona Julia Moreno
García. Se daba la trilogía de: ‘’ los samuráis gobernaban, los campesinos
producían y los comerciantes distribuían ‘’[1].
Para conocer la calidad
de la tierra, su producción e intentar mejorar los rendimientos de la misma, se
hizo en 1625 una mensura sistemática, ya que era la principal fuente de riqueza
del shogunato, y se medía la tierra y se estudiaba tanto su rendimiento,
tomando como referencia las últimas cosechas, como los granos que se cosechaba,
denominado como koku y que nuestro
compañero Rafael ya comentó en su artículo. Y gracias a todos estos cálculos se
establecía el valor fiscal de una aldea[2]. A
partir del siglo XVII mejorará considerablemente la producción agraria, gracias
en gran medida a las innovaciones tecnológicas que sufre el campo y se produce
una mayor diversidad de los productos que se producían, pasando a dejar de
cultivarse como prioritario el cereal e incluyendo otros cultivos, vinculados
algunos al comercio, como ‘’arroz, algodón, té, cáñamo, azúcar, morera, añil o
tabaco. Esto va a tener como consecuencia una agricultura diversificada a la
que se añade productos subsidirios (madera, papel, productos marinos secos y
sal) además de caballos en el norte y ganado en el Japón Central ‘’[3].
Por otra parte, estaban
los comerciantes que, como se ha mencionado anteriormente, tenían una posición
secundaria frente a la agricultura, pero que con la evolución del régimen
político y la mayor diversidad que se daba a partir del siglo XVII, empezará a
tener una mayor difusión pero, no obstante, los comerciantes copaban en la
estratificación social un nivel bajo y el confucianismo no le tenía mucho apego,
que lo consideraba un sector improductivo, sufriendo por tanto un
intervencionismo y control estatal muy importante. Al sufrir el aislacionismo
impuesto por el shogunato Tokugawa, se daba únicamente prioridad al comercio
interior y japonés, expulsando en gran medida a los comerciantes extranjeros y
prohibiendo el comercio exterior salvo con chinos y holandeses, y solo se les
permitía comerciar en lugares determinados. No obstante, pese a todas las
trabas impuestas a los comerciantes, sufrirán una importante transformación y
llegarán a tener tanto poder por la enorme contribución económica que tenían en
el shogunato, y se convertirán en prestamistas de los daimios y llegarán a ser
respetados e incluso temidos. Al principio tenían que tener un permiso especial
de las autoridades y pagar una serie de cuotas, haciendo eso lograrían la
protección de las autoridades. Serán intermediarios comerciales y financieros y
comerciarán con los productos que se producían en la agricultura y la
artesanía. A la par del desarrollo comercial proliferarán las compañías
comerciales, habiendo unas 200 en 1761 y en el siglo XVIII la economía
comercial ya estará completamente consolidada sobre todo en las ciudades[4].
Bibliografía:
- HANE, M.: Breve historia de Japón. Alianza editorial, Madrid, 2011.
- MARÍN BARRIGUETE, F.: El Japón Tokugawa. Cuadernos Historia
16, Madrid, 1985.
- MARTÍNEZ SHAW, C.: Historia de Asia en la Edad Moderna. Arco Libros, Madrid, 1996.
- MORENO GARCÍA, J.: Japón contemporáneo (hasta 1914). Akal, Madrid, 1989.
Estimado Víctor:
ResponderEliminarEl autor de "Japón Tokuwaga" es F. Marín Barriguete, no Martín Berruguete.
Atentamente,
Cierto David, ha sido un error mío al citar, ahora mismo lo subsano, gracias por el aviso. Un saludo.
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