viernes, 22 de noviembre de 2013

-GRUPO 6: LOS FISIÓCRATAS en "Historia del Pensamiento Económico", pp. 81-91.

Quizás el más conocido de entre quienes plagiaron la obra de Cantillon (y en este caso lo reconoció) es Victor Riquetti, marqués de Mirabeau (1715-89). Él escribio el L'ami des hommes ou Traité sur la population, en el que retomaba un antiguo tema de los mercantilistas: el poblacionismo.
Su fama llegó a oídos de François Quesnay, médico de la Corte y protegido de madame de Pompadour. Del encuentro entre estos dos hombres en julio de 1757 surgió la escuela de los fisiócratas. Quesnay, de familia de propietarios rurales, aprendió a leer con la obra Agriculture et maison rustique, de Charles Estienne y Charles Liebault, ambos médicos. Pronto organizó una tertulia, en la cual con el tiempo conoció a Mirabeau. Por aquel entonces él había publicado dos artículos económicos en L’Encyclopédie: Fermiers y Grains. Escribió luego otros dos artículos, independientes: Hommes y Impôts.
Según Quesnay, Mirabeu, si bien tenía razón en parte, ponía el carro delante de los caballos. Como discípulos incorporaron personajes como Dupont de Nemours, que se dedicó preferentemente a la dirección de las publicaciones en las que se editaban los artículos de la escuela. Quesnay y Mirabeau también establecieron contactos con grupos como el de los funcionarios de Bertin (responsable de política agrícola) y Gournay (defensor del “laissez faire, laissez passer”).
Los miembros de la escuela se llamaban a sí mismos los “economistas” o los “filósofos economistas”. Lo que querían era llegar a poder influir en la política económica, y para ello confiaban en los nombramientos y cargos. Debían tener influencia en la corte, y la situación de Quesnay era envidiable en ese aspecto. El éxito les llegó con Turgot.

Según los fisiócratas, la evidencia daba lugar a la constatación de que en la naturaleza, tanto física como social, existía un orden natural. Parte del mismo era que sólo la Grande Culture fuese productiva, creadora de riqueza. En este sentido, era necesario potenciar un sistema educativo que ayudase a ver lo evidente, y para ello se necesitaba de un sistema político acorde con el orden natural, basado en el despotismo de las leyes positivas. Ello habría de servir de base para una reforma agraria y otra fiscal, con un impuesto único para el produit net. Finalmente, debía generalizarse un sistema de libertad que favoreciese la libre actuación individual, para permitir la llegada del produit net a todos los sectores.
Era claro para ellos que la sociedad estaba regida por un orden natural. Este orden social era el que mantenía el equilibrio y resultado de las leyes naturales que regían la socio-economía. La consecuencia era un orden positivo. Los fisiócratas defendieron por ello la idea del despotismo legal: las leyes positivas debían aplicarse despóticamente. De esta manera, el Traité de la Monarchie, obra conjunta que Quesnay y Mirabeau, dice que la ley positiva debe servir de marco a la actuación del monarca.
El artículo Fermiers presenta el tema de la existencia de dos tipos de agricultura: la grande culture y la petite culture. La preponderancia en Francia del segundo tipo, especialmente en el sur, era la raíz de la crítica situación francesa, y esta situación se mantenía por un sistema fiscal irracional, la falta de libertad de comercio y la emigración a las ciudades. Los fisiócratas hicieron una detallada descripción de los distintos tipos de capitales necesarios para la modernización y buen funcionamiento de la agricultura francesa: souverains (capital público para infraestructuras), fonciers (raíces, preparación de los terrenos), primitives (capital fijo) y annuels (circulante para la producción anual). En este artículo plantean también una teoría del valor-grano o del valor-tierra. Esta teoría parte de una concepción central por la que el origen y la medida del valor de las cosas están en la tierra. El valor de una cosa se mediría así por la cantidad de tierra necesaria para producirla.
En el artículo Hommes se retomaba el tema que había llevado a la formación de la escuela incluía como conceptos el de bon prix (de venta) o prix fondamental (de producción), así como la libertad de comercio. La diferencia entre los dos precios es lo que constituye el produit net o excedente. Así mismo, se habla de la manufactura como estéril.
El artículo Impôts, por su parte, presenta una posición bastante más suave de lo que se suele atribuir a los fisiócratas respecto a la idea de impuesto único, aunque en última instancia este es el que tiene aval teórico (sólo se debe gravar la riqueza creada).

Finalmente, el artículo sobre el interés plantea únicamente la necesidad de limitar el tipo de interés a fin de que los capitales se dirijan a las actividades productivas y no a las especulativas, idea contraria a su concepción liberal pero acorde con su visión productiva.

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