El mercado del Arte en la Edad Moderna
Sigamos con el arte, aunque entre Ángel y yo nos podemos poner pesados-
En la Baja Edad Media la producción
de la mayoría de las obras son producidas y reguladas por los gremios. Hay un
importante movimiento de obras de arte de lo más lucrativo, vendiéndose tablas,
tapices esculturas y orfebrería y lo más extendido por su menor precio: los
grabados. Todo se considera artesanía. También la producción artística que en
su mayor parte es religiosa, hasta que llega el Renacimiento con sus enormes
cambios.
En la Europa del norte,
grandes pintores han desarrollado el óleo, con secado rápido y a la vez se
encuentran un mercado, de una burguesía que quiere decorar su casa y más
importante aun se implanta la piedad en el hogar lo que hace que se encarguen
pinturas por particulares fáciles de transportar y guardar para rezar en
privado. Estos cuadros pequeños darán paso a un género, la pintura de gabinete.
Tras el descubrimiento de América, las gentes de ultramar que empiezan a
enriquecerse, quieren demostrar su estatus y compran cuadros, que los flamencos,
comerciantes de pro, llegan a normalizar el tamaño, para facilitar el
transporte y envían a Sevilla en lotes, comentándose entre ellos el mal gusto
de los compradores y lo fácil que es vender.
El mercado de tapices
flamencos es también importantísimo, hasta el punto que en la almoneda a la
muerte de Isabel la Católica se enajenaron 300 tapices en la feria de Medina
del Campo, y aún nos queda una colección de tapices importante en el Patrimonio
Nacional. Mercado importante el de los tapices, que justificó que posteriormente y siguiendo la teoría
económica de Colbert, en 1720 Felipe V creara la Real Fábrica de Tapices de
Santa Bárbara, para lo que trae artistas de Flandes y que aún sigue funcionando
y dando beneficios, aunque gestionado como fundación.
En Italia en el mismo
momento han desarrollado el interés por
la antigüedad. Se busca el arte antiguo , y se estudia la arquitectura y
todo se considera como reliquias, con lo que se desarrolla un comercio de
anticuarios, se desarrolla la arqueología y el coleccionismo y los príncipes y
aristócratas guardan las colecciones en sus gabinetes para exhibirlas así como
las adquisiciones que hacen de arte contemporáneo, y no con fines religiosos
sino para disfrute intelectual y estético.
También se hace casi
obligatorio para artistas y jóvenes aristócratas el Viaje a Roma o Grand Tour que aparte de los beneficios de
turismo supone un importante negocio de recuerdos y regalos con lo que hay un
tipo de cuadros para ello que son las vedutas
[1]venecianas.
Surgen mercados
artísticos en Venecia Florencia y Roma y también en las ciudades flamencas y
Renanas. Se fijan lugares específicos protegiendo de los fraudes y facilitando
así la recaudación de impuestos.
Amberes tuvo su mercado
en la Iglesia de Nuestra Señora pagándose el puesto por la extensión
ocupada. Fue un mercado activísimo y
también se hace una sala permanente de ventas artísticas en la galería superior
del edificio de la Bolsa de Amberes. En
el siglo XVII el centro comercial pasa a Amberes y ya conocemos nombres de
marchantes de arte como Jan Snellink.[2]
En el siglo XVII cambian
las relaciones con sus clientes, ya anónimos, y se dedican a pintar lo que se
vende mejor y así surgen las escenas de género
flamencas o las conversation pieces
en Inglaterra.
Ya con la Ilustración se
abren las casas a las tertulias y en los salones se lucen pinturas, a la vez
que en Francia van surgiendo pintores costumbristas. Entrado el XIX la Academia
y la crítica harán un estilo difundido de cuadros como los retratos de damas[3],
que permiten vivir bien a determinados pintores. Surge la pintura en tubo, lo
que echa a la calle a los pintores y con el impresionismo surge ya la figura
del marchante actual, y actualmente las galerías con sus estilos definidos y
las grandes ferias internacionales.
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