Laredo (Cantabria) es una ciudad de la cual
tenemos constancia desde 1068, si bien existiría desde mucho antes. Recibiría el título de villa en
1200, esto es, cuatro décadas más tarde que Castro Urdiales y sólo
dos más tarde que Santander (la cuarta villa cántabra es San
Vicente de la Barquera). En 1248, marineros y naves de esta villa
participarían de la conquista de Sevilla, rompiendo el puente de
barcazas que unía Sevilla con Triana y permitiendo así un asedio
completo. Esta actuación queda en el recuerdo de la villa mediante
la presencia en su escudo de la Torre del Oro de Sevilla.
Cierto es que esto
no tiene que ver con la Historia Moderna, pero creo necesario hacer
esta pequeña introducción para ponernos en situación. Así pues,
procedemos a narrar lo que nos interesa, siempre manteniendo un ojo
sobre el conjunto de las Cuatro Villas y sobre el desarrollo
económico general.
Es indudable que
Castilla pasaba por un momento de bonanza económica, iniciada al
menos a inicios del siglo XV. En parte se puede opinar que es el
crecimiento lógico tras la gran caída que provocó la peste. El
descenso de población hizo que la economía se hundiese y su aumento
posterior permitió un crecimiento económico sostenido. No obstante,
influyen otras muchas cuestiones. Uno de los puntos que nos conviene
señalar es la concentración del crecimiento demográfico en los
núcleos urbanos de medio tamaño, tanto del Guadalquivir, como del
Duero o del mismo Cantábrico. En este sentido, el crecimiento
demográfico de las Cuatro Villas tuvo una estrecha relación con un
crecimiento en la actividad pesquera. Las alcábalas de 1502 nos
permiten ver que cerca del 50% de los ingresos municipales de las
Villas procedían de la actividad pesquera. El caso concreto de San
Vicente de la Barquera es bastante sorprendente, pues los ingresos
derivados de la pesca suponen el 58% del total municipal.
En relación con el
crecimiento de la producción primaria castellana, se produce también
una mejora en la producción artesanal ligada al campo.
Fundamentalmente los sectores textil y siderúrgico. En el caso
cántabro lo importante será la producción del hierro. Y a este
desarrollo contribuirá, así mismo, el auge del comercio
internacional y de escala local. Un elemento que nos permite hablar
del crecimiento de la actividad comercial en Laredo son las
inversiones de los Reyes Católicos en la localidad. Desde 1490, la
villa recibió donaciones de los reyes para la construcción de un
muelle y para la mejora de las comunicaciones terrestres con el
interior peninsular. Ambas cuestiones guardan, seguramente, una
estrecha relación con el viaje de Juana para casarse con Felipe el
Hermoso. Dicho viaje se produciría en 1496, 60 años antes de que
Carlos V regresara de Bruselas camino de Yuste. No obstante, dicha
inversión no se habría realizado en dicha población de no ser
porque se pensaba que dicha inversión podía ser útil también a
nivel económico. De hecho, Laredo ya recibió la concesión de
mercado franco en 1466, como así ocurriría con San Vicente de la
Barquera 3 años después.
Parece que el puerto
de Laredo fue usado con bastante normalidad por comerciantes
burgaleses, en parte gracias a la conexión terrestre con esta
ciudad, que convertía a Laredo en puerto lógico de Burgos. También
las compañías aseguradoras, como la de Juan de Castro y Simón Díaz
el Rico, tenían gran actividad en la villa. Así, según los
documentos que conservamos de las compañías burgalesas, podríamos
situar a Laredo como el segundo puerto más importante de la zona
tras Bilbao. No es difícil, tampoco, encontrar información sobre
amarres de navíos procedentes de Laredo en puertos europeos. Hilario
Casado nos destaca algunos ejemplos, como el puerto de Esclusa
(Países Bajos).
Destacable fue la
actividad de la familia “del Hoyo”, en cuyas casas se alojaron
personalidades de gran importancia y que llegaron a tener presencia
en Canarias. En concreto, fue a Fernando Hoyo que se concedieron
tierras y aguas para el cultivo de azúcar en Tenerife. Llegados a
este punto, es preciso recordar que en esta época el cultivo de
azúcar era un éxito casi asegurado, si las condiciones para el
cultivo eran las adecuadas. Y fue gracias a ese éxito que la familia
pudo establecer bases fijas en los Países Bajos e incluir a miembros
en la Corte.
Será durante el
reinado de Felipe IV cuando Laredo alcance su máxima importancia. En
esta etapa, la villa se convierte en capital del Corregimiento de las
Cuatro Villas de la Costa de la Mar. Es decir, es oficialmente
situada sobre Santander, Castro Urdiales y San Vicente de la
Barquera. No perderá esta condición hasta mediados del siglo XIX,
pero eso es ya otra historia.
BIBLIOGRAFÍA
CASADO ALONSO, Hilario, Crecimiento y apertura de nuevos horizontes económicos en la España de los Reyes Católicos: el ejemplo de Laredo, Anales de historia medieval de la Europa Atlántica, Nº 1, 2006, págs. 29-59.
Ayuntamiento de Laredo, < http://www.laredo.es/09/patrimonio.php >
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