domingo, 6 de octubre de 2013

La Villa de Laredo

Laredo (Cantabria) es una ciudad de la cual tenemos constancia desde 1068, si bien existiría desde mucho antes. Recibiría el título de villa en 1200, esto es, cuatro décadas más tarde que Castro Urdiales y sólo dos más tarde que Santander (la cuarta villa cántabra es San Vicente de la Barquera). En 1248, marineros y naves de esta villa participarían de la conquista de Sevilla, rompiendo el puente de barcazas que unía Sevilla con Triana y permitiendo así un asedio completo. Esta actuación queda en el recuerdo de la villa mediante la presencia en su escudo de la Torre del Oro de Sevilla.
Cierto es que esto no tiene que ver con la Historia Moderna, pero creo necesario hacer esta pequeña introducción para ponernos en situación. Así pues, procedemos a narrar lo que nos interesa, siempre manteniendo un ojo sobre el conjunto de las Cuatro Villas y sobre el desarrollo económico general.
Es indudable que Castilla pasaba por un momento de bonanza económica, iniciada al menos a inicios del siglo XV. En parte se puede opinar que es el crecimiento lógico tras la gran caída que provocó la peste. El descenso de población hizo que la economía se hundiese y su aumento posterior permitió un crecimiento económico sostenido. No obstante, influyen otras muchas cuestiones. Uno de los puntos que nos conviene señalar es la concentración del crecimiento demográfico en los núcleos urbanos de medio tamaño, tanto del Guadalquivir, como del Duero o del mismo Cantábrico. En este sentido, el crecimiento demográfico de las Cuatro Villas tuvo una estrecha relación con un crecimiento en la actividad pesquera. Las alcábalas de 1502 nos permiten ver que cerca del 50% de los ingresos municipales de las Villas procedían de la actividad pesquera. El caso concreto de San Vicente de la Barquera es bastante sorprendente, pues los ingresos derivados de la pesca suponen el 58% del total municipal.
En relación con el crecimiento de la producción primaria castellana, se produce también una mejora en la producción artesanal ligada al campo. Fundamentalmente los sectores textil y siderúrgico. En el caso cántabro lo importante será la producción del hierro. Y a este desarrollo contribuirá, así mismo, el auge del comercio internacional y de escala local. Un elemento que nos permite hablar del crecimiento de la actividad comercial en Laredo son las inversiones de los Reyes Católicos en la localidad. Desde 1490, la villa recibió donaciones de los reyes para la construcción de un muelle y para la mejora de las comunicaciones terrestres con el interior peninsular. Ambas cuestiones guardan, seguramente, una estrecha relación con el viaje de Juana para casarse con Felipe el Hermoso. Dicho viaje se produciría en 1496, 60 años antes de que Carlos V regresara de Bruselas camino de Yuste. No obstante, dicha inversión no se habría realizado en dicha población de no ser porque se pensaba que dicha inversión podía ser útil también a nivel económico. De hecho, Laredo ya recibió la concesión de mercado franco en 1466, como así ocurriría con San Vicente de la Barquera 3 años después.
Parece que el puerto de Laredo fue usado con bastante normalidad por comerciantes burgaleses, en parte gracias a la conexión terrestre con esta ciudad, que convertía a Laredo en puerto lógico de Burgos. También las compañías aseguradoras, como la de Juan de Castro y Simón Díaz el Rico, tenían gran actividad en la villa. Así, según los documentos que conservamos de las compañías burgalesas, podríamos situar a Laredo como el segundo puerto más importante de la zona tras Bilbao. No es difícil, tampoco, encontrar información sobre amarres de navíos procedentes de Laredo en puertos europeos. Hilario Casado nos destaca algunos ejemplos, como el puerto de Esclusa (Países Bajos).
Destacable fue la actividad de la familia “del Hoyo”, en cuyas casas se alojaron personalidades de gran importancia y que llegaron a tener presencia en Canarias. En concreto, fue a Fernando Hoyo que se concedieron tierras y aguas para el cultivo de azúcar en Tenerife. Llegados a este punto, es preciso recordar que en esta época el cultivo de azúcar era un éxito casi asegurado, si las condiciones para el cultivo eran las adecuadas. Y fue gracias a ese éxito que la familia pudo establecer bases fijas en los Países Bajos e incluir a miembros en la Corte.

Será durante el reinado de Felipe IV cuando Laredo alcance su máxima importancia. En esta etapa, la villa se convierte en capital del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar. Es decir, es oficialmente situada sobre Santander, Castro Urdiales y San Vicente de la Barquera. No perderá esta condición hasta mediados del siglo XIX, pero eso es ya otra historia.

BIBLIOGRAFÍA
CASADO ALONSO, Hilario, Crecimiento y apertura de nuevos horizontes económicos en la España de los Reyes Católicos: el ejemplo de Laredo, Anales de historia medieval de la Europa Atlántica, Nº 1, 2006, págs. 29-59.
Ayuntamiento de Laredo, < http://www.laredo.es/09/patrimonio.php >

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