Si
algo nos resulta normal cuando estudiamos diferentes periodos históricos es
relacionar el poder militar de cada país, potencia o imperio con sus capacidades
y posibilidades económicas. Esto es debido a que la vía militar ha sido una
opción frecuentemente utilizada a lo largo de la historia para salvaguardar los
intereses de cada estado o entidad política. Las Provincias Unidas en el siglo
XVII constituyen un caso poco corriente pues, pese a ser una potencia militar
mediana en comparación con su entorno más inmediato, llegaron a controlar los
resortes de una economía que podemos considerar ya como global.
Tal
fue su dominio que varios historiadores, que han centrado sus estudios en este
período, han llegado a hablar de “la hegemonía holandesa”. En concreto yo os
voy a hablar de las causas y factores sobre los que se sustenta esa “hegemonía”
a ojos de Immanuel Wallerstein.
El
pilar del dominio económico holandés es el control sobre el comercio del
Báltico junto con una alta y eficiente competitividad productiva. Las bases de
este control comercial se retrotraen a actividades que vemos en práctica ya en
los siglos anteriores y que son fundamentalmente dos: la pesca y la agricultura
intensiva.
-
Pesca basada principalmente en la
captura de arenques en el mar del Norte y de ballenas con fines industriales.
-
La agricultura (elemento de mayor
importancia en la economía del Antiguo Régimen) intensiva encuentra un momento
de crecimiento significativo durante el siglo XVII y la primera mitad del siglo
XVIII en los Países Bajos. La mala calidad de las tierras para cultivar cereal
y la aplicación de nuevas técnicas agrícolas condujo al cultivo de plantas
industriales como el lino o el cáñamo y a la elaboración de tintes.
Pero
no podemos entender estos dos factores sin tener en cuenta los avances
tecnológicos por los cuales estas actividades fueron posibles. En estos
momentos los progresos en la ciencia y en la tecnología tuvieron unas
dimensiones determinantes que favorecieron a diversos sectores de la economía
holandesa.
La
pesca de arenques fue posible gracias a la invención de dos barcos de pesca
cuyas cualidades y características aportaron importantes ventajas a los
holandeses en el desempeño de esta tarea, el buss (para capturar y, posteriormente, limpiar y salar el pescado)
y los ventjagers (barcos rápidos que
posibilitaban el traslado a la costa del producto para su venta mientras los
barcos pesqueros continuaban faenando durante un tiempo). Pero los avances en
tecnología e ingeniería se aplicaron también a los métodos de ganancia de
terreno al mar (pólder) y convertirlos en áreas para el cultivo de plantas
industriales.
Además,
según Wallerstein, las Provincias Unidas también eran el principal productor
industrial de su tiempo. La calidad de los textiles holandeses era sabida de
antaño pero en la década de 1660 se produce un repunte de la producción textil
que se traduce en la obtención de grandes beneficios. También es necesario
poner en relación la hegemonía comercial holandesa con la industria de la construcción
naval, segundo elemento de mayor importancia en la industria de las Provincias
Unidas, y toda una serie de sectores de la economía que iban ligados a ella.
Los holandeses aumentaron su flota de manera tan considerable que en 1700 el
número de naves era diez veces mayor que en 1500, controlaron las rutas
comerciales (no sólo ya el Báltico) a nivel mundial con una importante
presencia en las Indias Orientales, en el Mediterráneo y en el Caribe
utilizando sobre todo el modelo de compañías comerciales.
Como
conclusión vemos que en este momento de hegemonía, las Provincias Unidas
protagonizaron un papel destacado en diversos sectores de la economía, siendo
el eje de su actuación el control comercial del Báltico y el comercio de
productos elaborados y materias primas con la periferia, la creación de una
balanza comercial positiva con base en la importación de cereal a precio barato
y la aplicación de los avances en diferentes campos de la ciencia a sus
actividades productivas.
BIBLIOGRAFÍA
Wallerstein,
I. El moderno sistema mundial II. El
mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea, 1600-1750.
Siglo Veintiuno. México. 1984.
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