domingo, 19 de enero de 2014

¿Mercantilismo o “Sistemas mercantilistas”?

Sin ninguna duda el mercantilismo es una de las grandes teorías económicas de la historia. Pero al mencionar dicho término muchas veces no tenemos en cuenta el propio carácter tan global del mismo, y que por tanto la multitud de matices que debemos añadir hace que una importante parte de los historiadores se han replanteado que posiblemente el mejor término para definir el mercantilismo sea “sistemas mercantilistas”. Explicaremos en que se basan dichos historiadores para defender esta postura, que sobre todo gira en torno a la diferencias entre los modelos implantados en los principales reinos europeos a lo largo del siglo XVI, XVII y XVIII.
Antes de recalcar las diferencias entre los modelos mercantilistas (Inglaterra, Francia y España) vamos a definir justamente lo contrario, es decir, ¿qué tienen estos en común?:

-          POBLACIONISMO: El Estado es más rico si su población crece, pues crece la producción y aumentan las ganancias en impuestos.

-          BULLICIONISMO O METALISMO: Es la teoría que defiende que una de las bases donde descansa el Estado es en la producción o control de los yacimientos de metales preciosos, y la capacidad de acuñación de moneda.

-          COMERCIO: Ante una falta de esos recursos metálicos corresponde al comercio y a los comerciantes el conseguirlos en el mercado internacional.

-          BALANCE COMERCIAL: El fin último, relacionándolo con el comercio, de un Estado es conseguir una balanza comercial positiva, donde la cantidad de productos que se venden en el mercado (productos producidos dentro del Estado) sea mayor que los productos introducidos dentro del Estado (que están producidos en otros Estados).

Estas son las características básicas comunes, ¿cuáles son las diferencias? Esto dependerá del Estado donde este sistema se implante, adaptándose a las condiciones y factores de cada uno de los reinos.

En Inglaterra se define durante el mandato de Oliver Cromwell en esa “dictadura republicana que implanta. Con la restauración de la monarquía en Inglaterra el modelo que ahora veremos tendrá algunos cambios, pero esencialmente sigue una misma línea hasta el siglo XIX. Esencialmente se basa en establecer controles exhaustivos al comercio marítimo con el fin de beneficiar a los trabajadores y las compañías inglesas, compañías que pese a tener un importante capital privado son defendidas y protegidas por el Estado (“Navigations Acts”). Prohibió el comercio con colonias pro-monárquicas (acontecimiento que tras la muerte de Cromwell si que cambiará). De algún modo era un modelo muy proteccionista que intentó vencer comercialmente a las Provincias Unidas. Tras la restauración esta guerra comercial con las Provincias Unidas prosigue, incluso llegando a conflictos armados (guerras).

En el caso de la Monarquía Hispánica el mercantilismo no tuvo un desarrollo como el que tuvo en Inglaterra o Francia. Aunque trae a grandes especialistas de diferentes campos, no fue capaz de ir “más allá” por, entre otras cosas, sus conflictos políticos internos. Hasta el siglo XVII fue un mercantilismo débil y protector (claro que había prácticas plenamente mercantilistas, pero no vemos una estructuración exhaustiva del Estado). Hasta el siglo XVIII no se dan medidas de verdadero éxito y es por tanto con la llegada de los borbones al trono de España. Es un mercantilismo por tanto tardío.

Cuando pasamos a definir el caso de Francia es obligatorio hablar de la labor de Colbert pues es, para muchos, este sistema mercantilista francés, el modelo mercantilista por excelencia. Antes de la llegada de Colbert a la dirección de la economía francesa, Francia era un país que pese a su potencial político y militar tan abrumador (ya con un Luis XIV y un poder monárquico,  ya con la muerte de Richelieu, incontestable), no tenía un crecimiento económico que se pudiera comparar con el de Inglaterra o las Provincias Unidas. Sólo la proto-industria textil en zonas como Bretaña, Picardía o Normandía podía equipararlas en niveles de crecimiento anual. Según Colbert se pone al mando de las finanzas francesas, comienza un paquete de reformas importantísimas para Francia. Propulsar el comercio y el colonialismo, y la producción interior serán sus prioridades, algo puramente mercantilista. Otro cambio importante de este fue la reforma administrativa. Antes de la llegada de Colbert un 25% de los impuestos no llegaban a la corona por la corrupción burocrática, mientras que tras sus reformas esto no supera el 4%. Su otro gran éxito fue conseguir que el interés de la deuda de la corona bajase notablemente, pasando, en dos años (1681-1683), de 23 millones de libras a 8 millones.
Es por todo esto que el colapso de la monarquía francesa se logró retrasar, algo que pese a todo era inevitable, pues las deudas de Luis XIII y Luis XIV todavía se estaban pagando en los momentos previos a la revolución (1789). Es este modelo de Colbert el que, para mucha historiografía, escenifica más puramente el mercantilismo.


Llegado a este punto podemos verificar como es posiblemente un mejor concepto “sistema mercantilista” que “mercantilismo”. Las diferencias son claras entre unos sistemas y otros, por un lado el sistema inglés, que cede un papel muy importante al capital privado en el comercio, enfrentado a los modelos francés y español, donde el control del mismo comercio es más pleno y completo. En definitiva, es un debate abierto aún en la actualidad, pues pese a estas diferencias los elementos comunes son claros. El debate en cualquier caso, a mi juicio, ha ayudado a clarificar y hacer ver que este sistema económico no es, ni mucho menos, un sistema homogéneo.

MANUEL CANO RUIZ-OCAÑA.

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