Los gremios experimentaron su mayor auge justo antes de la caída de la sociedad estamental, durante la mayor parte de la Edad Moderna continuaron siendo la principal forma de vida de la artesanía europea.
El decaimiento de la institución del gremio no se verá hasta finales del siglo XVIII y hasta entonces, los gremios no solo pervivirán sino que seguirán expandiéndose y perfeccionando sus instituciones.
La especialización profesional de la artesanía durante la Edad Moderna dio lugar a la división de los gremios y el surgimiento de un mayor número de los mismos. Todos los oficios nuevos constituyeron sus propios gremios como es el caso de los impresores de libros o tejedores de sedas.
Un ejemplo del auge de los gremios en la Edad Moderna lo tenemos en Francia, donde los reyes fortalecieron los gremios durante todo el siglo XVII para favorecer la calidad y variedad de la producción artesanal. En París el número de Gremios creció de 60 a 129 entre 1672 y 1691 como resultado de la política gremial de Colbert.
Además, en esta época los gremios llegaron al campo, al hacerse más densa la población rural fueron creciendo cada vez más lo gremios de campesinos, la manufactura rural, según el sistema de contrata en el hogar también tenían ataduras gremiales. En toda Europa central los gremios urbanos obligaron a la artesanía rural a que entraran en los talleres de las ciudades.
Las reglas gremiales se hicieron más estrictas a finales de la Edad Media, por ejemplo el derecho de maestría se fue haciendo cada vez más difícil de conseguir, requería largos periodos de aprendizaje, con un caro hospedaje en casa del maestro y complicadas piezas magistrales por lo que el acceso a la maestría se convirtió en algo cada vez más difícil de conseguir para las clases menos pudientes.
Además se fijaron otra normas de carácter más moral, como medidas sobre la fidelidad y la legitimidad de los hijos muy similares a la disciplina eclesiástica junto con normas de comportamiento o restricciones que llegaron a rozar lo absurdo como la prohibición de tocar a un perro muerto que podían suponer graves multas o la expulsión. Todas estas normas servían para conservar un estatus en la sociedad como un estamento especial que les legitimaba en el papel de la vida religiosa y política de la ciudad.
Los judíos permanecerán excluidos de la actividad gremial en toda la Europa cristiana, aún así existían fuertes disputas por la competencia sobre todo en los gremios del vestido y de calzado o curtidores. Así mismo en gran parte se rechazó el trabajo femenino en los gremios, aunque, sobre todo en el sector textil acabará por dárseles puestos de ayudantes con un lugar similar al de los oficiales y el Francia, concretamente en París, se crearán los primeros gremios de mujeres modistas
En relación con el comercio, durante el siglo XVI los comerciantes de Nuremberg o Augsburg encargaban trabajos a los gremios de las ciudades de Silesia y Lusacia, donde se fabricaban paños. De la misma manera lo hacían durante el siglo XVIII los almacenes de manufacturas reales de Berlín con los gremios pañeros de las ciudades vecinas.
También era común para casi todos los tipos de gremios el trabajo por encargo que tenía que ver con el proceso de adaptación de los gremios a las estructuras de producción capitalistas y cayeron muchas veces bajo el dominio de quienes les contrataban que, en ocasiones, cambiaban la esencia misma de la institución gremial.
Los países en los que se notará aún más este desarrollo y crecimiento de los gremios fue en los países de la periferia, y en algunos la institución del gremio solo se desarrollaron realmente en esta época. El mejor ejemplo es el del catastro húngaro en el que se pueden ver unos 2.000 certificados gremiales a mediados del siglo XVIII cuando, a mitad del siglo XVI se habían concedido unas 90 cartas gremiales. Otro ejemplo es el del Reich alemán, en el que no se organizaron gremios en las ciudades pequeñas hasta el siglo XVI y aún más tarde en las villas.
Aunque finalmente no lograron defender sus campos de trabajo frente a las grandes manufacturas, ni su sistema de seguridad social ni su autonomía frente a la aspiración de los estados de los estados de lograr un poder absoluto. La primera retirada de los gremios se dará más en los centros de poder y en las grandes ciudades que en la periferia puesto que en las ciudades residencia de príncipes se solía dar privilegios a los artesanos de la corte y concesiones a especialistas extranjeros que socavarán el poder de los gremios.
Bibliografía
H. Schultz: Historia económica de Europa, 1500-1800. Artesanos, mercaderes y banqueros, Siglo XXI, Madrid, 2001.
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