La Agricultura en los
Países Bajos durante la Edad Moderna
Los Países Bajos sirvieron
de escuela para que los renovadores de la agricultura aprendieran a utilizar
las nuevas técnicas e innovaciones en los cultivos.
El cultivo de cereales
era insuficiente en los Países Bajos para alimentar a toda la población, por
tanto a partir del siglo XVI hasta el 14 por ciento había que cubrirse mediante
importaciones de los países bálticos y de otras zonas de Europa. Gracias a las
mejoras introducidas en la construcción de barcos se logró transportar el grano
hasta los Países Bajos y de esta forma cubrir las necesidades de la población.
Por otro lado las industrias de estas zonas se dedicaban en
su mayoría a la manufactura de productos textiles, por tanto necesitaban toda forma de materias primas, como lino,
materias colorantes, hierba pastel, cebada, lúpulo, cáñamo… Por tanto en las
provincias occidentales los campesinos
se pusieron a cultivar toda clase de plantas comerciales en vez de grano. Estas
plantas destinadas a la industria solían cotizarse a precio más alto que los
cereales, y una parte de estas plantas comerciales se destinaba a la
exportación.
Los campesinos fueron
utilizando el grano importado para
cubrir sus propias necesidades. Esta especialización en las plantas comerciales
por parte de los campesinos no hubiese sido posible sin la llegada regular de
grano.
Por otra parte la densidad demográfica dio lugar al
desarrollo de la horticultura, que se desarrolló bajo la influencia de las ciudades,
y la fruticultura que derivó de la empresa campesina. Tanto la horticultura,
como el cultivo de las plantas comerciales requerían numerosos cuidados y gran cantidad
de estiércol, que podían obtenerlo de las zonas ganaderas y de las ciudades. En
estos dos tipos de cultivo se utilizaba la técnica del cultivo por hileras: la
colina se sembraba primero en pequeñas parcelas y después se colocaban esas
plantas en los campos.
Al necesitar numerosos
cuidados este tipo de cultivos, se empezaron a utilizar herramientas
especiales. El cultivo por hileras daba mucho trabajo, por tanto tan sólo se empleaba en plantas que tuvieran grandes rendimientos
económicos. Tanto en la horticultura, como en el cultivo de las plantas
comerciales se aplicaba el procedimiento del trabajo intensivo.
La elaboración
posterior de numerosos productos de las plantas comerciales requería mucho
trabajo, esto dio lugar al surgimiento de utensilios nuevos como molinos, y hornos.
El riesgo de pérdida de
la cosecha en el cultivo de estas plantas era por lo común mayor que en el caso
del grano, pero daban más ganancias, por tanto era un cultivo orientado a la
producción para el mercado.
Finalmente para
concluir hay que apuntar que en los Países Bajos se atribuye el elevado nivel de desarrollo agrario a la
gran densidad de población agraria que
disponían de una pequeña parcela. Es innegable que el modelo de los Países
Bajos fue algo excepcional, que desarrolló y empleó nuevos instrumentos y
nuevos recursos energéticos, como los molinos o los polders, también se
utilizaron rotaciones más eficientes y tuvieron mayores posibilidades de abono
de la tierra. Otra de las características que les permitió tener una
agricultura avanzada es que los efectos de las guerras fueron menos intensos
que en otros lugares de Europa. En cuanto a la propiedad de la tierra, eran
arrendadas con un canon fijo pagado en dinero o el tipo de aparcería o
medianería.
Bibliografía:
MASSA, P.: Historia
Económica de Europa S. XV-XX, Barcelona, Crítica, 2003. PP. 49 y 87- 90.
SLICHER, B.H.: Historia Agraria de Europa Occidental
500- 1850, Barcelona, Lito Fisán, 1974. PP. 355-358.
Componentes:
Adriana Blázquiz
González.
Lucas Canteras Zubieta.
Rebeca Cuevas Hermoso.
Pablo García Quemada.
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