Quizás el más conocido de entre
quienes plagiaron la obra de Cantillon (y en este caso lo reconoció)
es Victor Riquetti, marqués de Mirabeau (1715-89). Él escribio el
L'ami des hommes ou Traité sur la population, en el que
retomaba un antiguo tema de los mercantilistas: el poblacionismo.
Su fama llegó a oídos de François
Quesnay, médico de la Corte y protegido de madame de Pompadour. Del
encuentro entre estos dos hombres en julio de 1757 surgió la escuela
de los fisiócratas. Quesnay, de familia de propietarios rurales,
aprendió a leer con la obra Agriculture et maison rustique,
de Charles Estienne y Charles Liebault, ambos médicos. Pronto
organizó una tertulia, en la cual con el tiempo conoció a Mirabeau.
Por aquel entonces él había publicado dos artículos económicos en
L’Encyclopédie: Fermiers y Grains. Escribió luego
otros dos artículos, independientes: Hommes y Impôts.
Según Quesnay, Mirabeu, si bien tenía
razón en parte, ponía el carro delante de los caballos. Como
discípulos incorporaron personajes como Dupont de Nemours, que se
dedicó preferentemente a la dirección de las publicaciones en las
que se editaban los artículos de la escuela. Quesnay y Mirabeau
también establecieron contactos con grupos como el de los
funcionarios de Bertin (responsable de política agrícola) y Gournay
(defensor del “laissez faire, laissez passer”).
Los miembros de la escuela se llamaban
a sí mismos los “economistas” o los “filósofos economistas”.
Lo que querían era llegar a poder influir en la política económica,
y para ello confiaban en los nombramientos y cargos. Debían tener
influencia en la corte, y la situación de Quesnay era envidiable en
ese aspecto. El éxito les llegó con Turgot.
Según los fisiócratas, la evidencia
daba lugar a la constatación de que en la naturaleza, tanto física
como social, existía un orden natural. Parte del mismo era que sólo
la Grande Culture fuese productiva, creadora de riqueza. En este
sentido, era necesario potenciar un sistema educativo que ayudase a
ver lo evidente, y para ello se necesitaba de un sistema político
acorde con el orden natural, basado en el despotismo de las leyes
positivas. Ello habría de servir de base para una reforma agraria y
otra fiscal, con un impuesto único para el produit net.
Finalmente, debía generalizarse un sistema de libertad que
favoreciese la libre actuación individual, para permitir la llegada
del produit net a todos los sectores.
Era claro para ellos que la sociedad
estaba regida por un orden natural. Este orden social era el que
mantenía el equilibrio y resultado de las leyes naturales que regían
la socio-economía. La consecuencia era un orden positivo. Los
fisiócratas defendieron por ello la idea del despotismo legal: las
leyes positivas debían aplicarse despóticamente. De esta manera, el
Traité de la Monarchie, obra conjunta que Quesnay y Mirabeau,
dice que la ley positiva debe servir de marco a la actuación del
monarca.
El artículo Fermiers presenta
el tema de la existencia de dos tipos de agricultura: la grande
culture y la petite culture. La preponderancia en Francia del segundo
tipo, especialmente en el sur, era la raíz de la crítica situación
francesa, y esta situación se mantenía por un sistema fiscal
irracional, la falta de libertad de comercio y la emigración a las
ciudades. Los fisiócratas hicieron una detallada descripción de los
distintos tipos de capitales necesarios para la modernización y buen
funcionamiento de la agricultura francesa: souverains (capital
público para infraestructuras), fonciers (raíces,
preparación de los terrenos), primitives (capital fijo) y
annuels (circulante para la producción anual). En este
artículo plantean también una teoría del valor-grano o del
valor-tierra. Esta teoría parte de una concepción central por la
que el origen y la medida del valor de las cosas están en la tierra.
El valor de una cosa se mediría así por la cantidad de tierra
necesaria para producirla.
En el artículo Hommes
se retomaba el tema que había llevado a la formación de la escuela
incluía como conceptos el de bon prix (de
venta) o prix fondamental (de
producción), así como la libertad de comercio. La
diferencia entre los dos precios es lo que constituye el produit
net o excedente. Así mismo, se habla de la manufactura como
estéril.
El artículo Impôts, por
su parte, presenta una posición bastante más suave de
lo que se suele atribuir a los fisiócratas respecto a la idea de
impuesto único, aunque en última instancia este es el que tiene
aval teórico (sólo se debe gravar la riqueza creada).
Finalmente, el artículo sobre el
interés plantea únicamente la necesidad de limitar el tipo de
interés a fin de que los capitales se dirijan a las actividades
productivas y no a las especulativas, idea contraria a su concepción
liberal pero acorde con su visión productiva.
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